Amar es el primer verbo aprendido de nuestras madres. Conjugado con ternura, afecto y dedicación. Desde el principio de los tiempos, el fruto que dio vida a la creación. Soñamos mundos nuevos gracias a ellas, pacientes, esperando, aguardándonos. Somos naturaleza viva, arte y poesía en sus ojos. Hijos de la tierra, hijos de madres luchadoras a porfía. Ellas que doblegan el destino con sus manos y con el ímpetu de mujeres aguerridas. Madre es el don más preciado de nuestros caminos, un andar compartido. Encarnado en el tenue reflejo de la cálida luz de un despertar. Copiapó, 8 de mayo 2022.
El monte parnaso es el olimpo de los simbolistas No soy iconoclasta ni falso adorador de egolatrías Enamórate de la soleada claridad del día Invierte el tiempo, traspasa generaciones Sumérgete en la torre de marfil, lee, escucha y escribe lo que ves No te calles, lo peor que puedes hacer es silenciarte Tan sólo entra y serás bienvenido en mi torre de marfil No preguntes por mi nombre, ya lo sabrás de antemano Sólo sé tú, sigue tu camino y me encontrarás, si me estás buscando.