Quisiera escribir, silenciar mis pensamientos, pero no puedo, la pluma se ha enfriado. La frágil mano del escritor yace tendida sobre su cama, el procaz fuego del cuarto, enciende su memoria y lo hace caer en el olvido; la vida se transforma en una ráfaga de enigmas y sombras misteriosas que van a dar al mar de los lamentos en la psiquicidad pura de un cuerpo errante enamorado del eclipsado amanecer de los días idos.
El monte parnaso es el olimpo de los simbolistas No soy iconoclasta ni falso adorador de egolatrías Enamórate de la soleada claridad del día Invierte el tiempo, traspasa generaciones Sumérgete en la torre de marfil, lee, escucha y escribe lo que ves No te calles, lo peor que puedes hacer es silenciarte Tan sólo entra y serás bienvenido en mi torre de marfil No preguntes por mi nombre, ya lo sabrás de antemano Sólo sé tú, sigue tu camino y me encontrarás, si me estás buscando.