Santiago al anochecer es un caos, pero no en el mal sentido de la palabra, sino que es un caos que te cala hondamente, un caos adrenalínico, veo y observo, también escucho un calor humano a flor de piel, el sentido gregario humano me parece natural en estos momentos, la gente socializa, carretea, fuma, se divierte y vuelven a su rutina de ocho horas diarias trabajando sin parar, cada vez más, con una intensidad sin duda mayor cada día, sin embargo, pese a todo, adoro Santiago. Es una ciudad que me ha hecho crecer, a porrazos, a entrechoques y entretelones, pero lo que más le agradezco es que me ha permitido conocer más y más personas que le están dando un nuevo giro a mi vida, he aprendido a soportar 3 interminables horas contemplando una película de cine arte, que quizá hace un par de años atrás, ni si quiera hubiese imaginado que estaría allí, he aprendido a descifrar su bohemia, sus calles y sus gentes, entender sus vidas y los ritmos de ésta, en fin, Santiago ya no es desconocid
El monte parnaso es el olimpo de los simbolistas No soy iconoclasta ni falso adorador de egolatrías Enamórate de la soleada claridad del día Invierte el tiempo, traspasa generaciones Sumérgete en la torre de marfil, lee, escucha y escribe lo que ves No te calles, lo peor que puedes hacer es silenciarte Tan sólo entra y serás bienvenido en mi torre de marfil No preguntes por mi nombre, ya lo sabrás de antemano Sólo sé tú, sigue tu camino y me encontrarás, si me estás buscando.