Mi madre era casi hermosa, casi bella Era el pretérito perfecto de la belleza Era ella, tan sólo ella, no había nadie como ella Sus manos que te cubrían las penas de amor Su llanto tierno, dulce y sonoro Como río de piedras que siguen su camino Como azahar y rosas que rozan tus pies Así era mi madre, bella como ninguna Perfecta y trabajadora de alma única Hoy la recuerdo, hoy la quiero Ayer viví con ella, ayer la quise Mañana no estará a mi lado Pero mi amor hacia ella estará intacto. Mi madre era casi hermosa, casi bella Era el pretérito perfecto de la belleza Era tan sólo era, palabras que se van Palabras que vienen, Hoy sobran para decir cuánto la quise.
El monte parnaso es el olimpo de los simbolistas No soy iconoclasta ni falso adorador de egolatrías Enamórate de la soleada claridad del día Invierte el tiempo, traspasa generaciones Sumérgete en la torre de marfil, lee, escucha y escribe lo que ves No te calles, lo peor que puedes hacer es silenciarte Tan sólo entra y serás bienvenido en mi torre de marfil No preguntes por mi nombre, ya lo sabrás de antemano Sólo sé tú, sigue tu camino y me encontrarás, si me estás buscando.