domingo, 19 de agosto de 2012

La paradoja del absurdo vivir.



Siempre se tiende a complejizar la vida
Cada persona siempre desea vivir mejor
Tener, tener y siempre el mismo verbo
Una y mil veces, es un absurdo en sí mismo
La vida es más que sólo acumular bienes
La vida no es sólo carpe-diem
La vida es un continúo de principio a fin
Pero la verdad más básica y fundamental
Es que somos lo que pensamos y
Por qué lo pensamos
En mi vida he encontrado a pocas personas de mi interés
Congenio con los que me hacen pensar y sentir
No sé a veces por qué escribo
No sé si es para mí o para los demás
Ya ni si quiera escribo para que me lean
A estas alturas sólo lo hago por costumbre
Por el mero placer del hábito
No quiero que mi vida se reduzca a eso
No quiero se esclavo del sistema
No quiero pertenecer al hombre masa
Soy feliz, pero consciente, aunque sea paradójico
Al fin y al cabo nuestra vida ¿qué es?
La paradoja del absurdo vivir.

Hombre de fuego.




La realidad la hacemos con nuestras palabras
La realidad la hacemos con nuestras acciones
Cada despertar es un nuevo día para volver a empezar
Hay hombres que se levantan y no tienen para desayunar
Hoy vi a un hombre de fuego
De rostro desfigurado, mano quemada y encorvado
Él vivió entre el fuego y, por ello su voluntad es de hierro
Cada día se levanta y con voz cansada, pide ayuda
Pide y pide, ¿qué pide el hombre de fuego?
Una mano habilitada
Pero su espíritu no para, arde aún entre las brazas.

Éxtasis cordillerano.



Hoy es el día en que la cordillera alcanza su cenit
Es el día que irradia vibras de cambio
Es el lugar de la palabra mística
Es el lugar del albor auroral
Es el ocaso de tiempos anteriores
Es la resurrección en éxtasis cordillerano
Es la plenitud de la juventud hecha vida
Es el olimpo de la patria bicentenaria
Es el tiempo de restaurar lo ya visto
Es el tiempo de revivir lo primitivo
Los instintos, deseos y pasiones en éxtasis monocordiados.

La mujer de las rosas negras.



Mujeres hay muchas en el mundo, pero ella es única
Es una viuda negra encarnada, su vestido traspasa generaciones
Su caminar altivo la hace rejuvenecer, reactivarse, rearmonisarse
Ella con el roce de sus manos te enamora
El rojo carmesí apasionado de sus labios te hace suspirar
No puedes conocerla y después no reconocerla
En la especificidad de su unidad ella es especial
Sus facciones en sepia son el fiel retrato de otra época
Ella es la mujer que ha traspasado los siglos
Ella es la mujer centenaria, milenaria
Ella es la mujer a la que han envidiado siempre las diosas
Ella es la inmortal mujer que desciende a los mortales
¿Cómo reconocerla?
Ella en las calles siempre lleva consigo rosas negras.

Mi arte poética

Arte poética (José Chamorro)

Escribo desde el alma que aniquila la razón y no de sin razones del corazón deseadas. Escribo porque nací poeta en una generación ...