Entre la certidumbre de tu piel Y la deriva de tus besos me encuentro Desde la fragilidad de mi cuerpo Al dulce sabor a miel que me hace enloquecer En un tono agrio de licores En una sombría noche y en una cálida velada Ahí te conocí, viniste a mí y yo llegué a ti Te esperé y busqué por veinte años Pero al fin alma mía, amor mío, te encontré. Veinte años de incansable pasión De amarga desilusión, que se trastocan en amor De un sentir a un beso De un anhelo a un pensamiento De una caricia a tu cuerpo Lo que parecía imposible hoy se vuelve amagos sensibles Y posándome en el alféizar de tus sentidos Te digo Yo soy de ti Y Tú de mí.
El monte parnaso es el olimpo de los simbolistas No soy iconoclasta ni falso adorador de egolatrías Enamórate de la soleada claridad del día Invierte el tiempo, traspasa generaciones Sumérgete en la torre de marfil, lee, escucha y escribe lo que ves No te calles, lo peor que puedes hacer es silenciarte Tan sólo entra y serás bienvenido en mi torre de marfil No preguntes por mi nombre, ya lo sabrás de antemano Sólo sé tú, sigue tu camino y me encontrarás, si me estás buscando.