Hoy escribo por varias razones, de partida porque no puedo empezar esta reflexión sin aludir a su contexto de producción, es decir, en mi departamento, donde me acabo de desconcentrar porque vivo cerca del estadio nacional de Santiago y se escuchan los gritos de la barra brava, a los cuales me estoy acostumbrando, lo que denota una vez más que en las sociedades del siglo XXI, pensar y darnos un tiempo para reflexionar es prácticamente imposible. También escribo por la reciente muerte de Daniel Zamudio, un joven homosexual, como cualquier otro, pero que murió asesinado por unos neonazis y qué decir de ellos, de su comportamiento, que claramente es lo más aborrecible, es inconcebible que existan personas como ellas, pero es normal en este siglo. También redacto acá, porque generalmente cuando voy por la calle escucho y le pongo mucha atención a la gente, a lo mal que se expresan, a la ignorancia, que muchas veces no es su culpa, sino que del sistema. Quienes me conocen en persona, sab
El monte parnaso es el olimpo de los simbolistas No soy iconoclasta ni falso adorador de egolatrías Enamórate de la soleada claridad del día Invierte el tiempo, traspasa generaciones Sumérgete en la torre de marfil, lee, escucha y escribe lo que ves No te calles, lo peor que puedes hacer es silenciarte Tan sólo entra y serás bienvenido en mi torre de marfil No preguntes por mi nombre, ya lo sabrás de antemano Sólo sé tú, sigue tu camino y me encontrarás, si me estás buscando.