La palabra, fiel compañera de dichas y gozos en la felicidad de la vida En aciaga traición puede aniquilar nuestros días de amor y prosperidad Oscuridad absoluta cubrirá nuestros prados en flor primaveral De malezas ennegrecidas envenenará el alma del que una noche las amó ¡oh, frigidas altaneras! Cobardes y maliciosas que acallan al poeta Merecen la ignominia, ser olvidadas como las viles rastreras que son Ustedes que al corazón enamorado encantan de ilusión En amarga desolación acechan las horas de mi sentir más profundo En pesares sumergen mi alma en pena, deambulante de traslúcidos misterios Antropófagas, se alimentan de los cuerpos en existencial agonía Profanan los silencios y aturden con narcisa belleza los placeres terrenales La carne les deleita, la atermitan y devoran como leprosas ratas Abren el pecho y carcomen sus entrañas Al corazón magullan e infartan de dolor Infecta está la herida que derrama lágrimas de rencor Sanguínolento color enturbi
El monte parnaso es el olimpo de los simbolistas No soy iconoclasta ni falso adorador de egolatrías Enamórate de la soleada claridad del día Invierte el tiempo, traspasa generaciones Sumérgete en la torre de marfil, lee, escucha y escribe lo que ves No te calles, lo peor que puedes hacer es silenciarte Tan sólo entra y serás bienvenido en mi torre de marfil No preguntes por mi nombre, ya lo sabrás de antemano Sólo sé tú, sigue tu camino y me encontrarás, si me estás buscando.