El metro de Santiago sufre de convulsionados espasmos La gente grita de vía a vía, por subir, por bajar El estrés se nota en la piel, las marcas se delinean El smog perfora los pulmones, hace catarsis en los sentidos Las palabras penetran como hilos de plata Que se deshacen trastornadas La epiléptica ciudad santiaguina se vuelve esquizofrénica El vendedor de empanadas, sopaipillas habla a voz en grito Los mall aglutinan cientos y cientos de personas Todo transcurre rápidamente, el tiempo La vida en sí misma se desvanece Los trabajadores se levantan todas las madrugadas Pero siempre en la incertidumbre de no ver el mañana.
El monte parnaso es el olimpo de los simbolistas No soy iconoclasta ni falso adorador de egolatrías Enamórate de la soleada claridad del día Invierte el tiempo, traspasa generaciones Sumérgete en la torre de marfil, lee, escucha y escribe lo que ves No te calles, lo peor que puedes hacer es silenciarte Tan sólo entra y serás bienvenido en mi torre de marfil No preguntes por mi nombre, ya lo sabrás de antemano Sólo sé tú, sigue tu camino y me encontrarás, si me estás buscando.