Ocho meses exactos en los que tu antebrazo rozó el pasamanos del autobús en que subí con ilusión desbocada en una tarde de diciembre. Días antes te había visto sin saber que habíamos recorrido los mismos lugares sin encontrarnos. Hace 5 meses y siete días fuiste a ver la película que tanto ansié y aunque estuvimos en la misma fila, quedamos en asientos opuestos y solo te vi de lejos, sin saber que un día me amarías. Fue en abril del año entrante en que leí versos con sabor a traición de amor, ese mismo mes una lectura no alcanzó a ser escuchada y tus ojos aún no se entrevistarían con los míos. Pero ese día el reloj marcó las siete en punto y tu presencia tensó la atmósfera. Aquella tarde, nada fue igual. Tu voz, tus ojos que me encontraron por vez primera jamás volverían a ser los mismos y la soledad acariciante y murmurante de mis veintitantos solo serían un recuerdo amargo por lo que no fuimos y que en ese instante se desvaneció. José Patricio Chamorro Chillán, 30 d
El monte parnaso es el olimpo de los simbolistas No soy iconoclasta ni falso adorador de egolatrías Enamórate de la soleada claridad del día Invierte el tiempo, traspasa generaciones Sumérgete en la torre de marfil, lee, escucha y escribe lo que ves No te calles, lo peor que puedes hacer es silenciarte Tan sólo entra y serás bienvenido en mi torre de marfil No preguntes por mi nombre, ya lo sabrás de antemano Sólo sé tú, sigue tu camino y me encontrarás, si me estás buscando.