Ir al contenido principal

La incertidumbre de sus ojos.




Ella caminó y recorrió cientos de lugares antes de llegar a su lado, lo esperaba con ansias de enamorada, perdida en sus ensoñaciones, queriendo besarlo, acariciarlo, ser suya, pero sabía que no podía dar el primer paso, no porque fuera una mujer sumisa, sino que se debía a que no quería adelantarse a los sentimientos de él, pues sabía que había una atracción especial, un encanto que los vincularía de por vida, una unión indisoluble e inseparable, pero él aún estaba indeciso, su mirada lo revelaba todo, a veces cuando hablaban, él no era capaz de mirarla a los ojos, ella no entendía el por qué de aquella situación, pero con el paso del tiempo, comprendió que era la inseguridad de su enamorado, su incapacidad de ocultar lo que sentía, donde sólo bastaría ver sus ojos para que se entreviese la loca pasión y amor de una juventud a flor de piel, de fuego candente que ardía desde la profundidad de su corazón hecho llamas y que poseía una irrefrenable irreverencia que, sin embargo, no podía expresar a través de sus palabras.

Jamás olvidaría el primer día en que lo vio, su cuerpo, su postura y ademanes intelectuales, pero a la vez recios y, antitéticamente, cándidos, su rostro que develaba una juventud incipiente, sus mejillas palpitaban con un rubor rojo que le daban cierta vitalidad y sus ojos, que eran lo que más le impresionaba, ya que reflejaban una fuerza inconmensurable, con una voluntad férrea y decidida que se expresaba en sus acciones políticas, sus discusiones continúas e intensos debates, no obstante, no era así con el amor, ahí su corazón se acobardaba, se sumía en un ensimismamiento que lo tenía así segundos y minutos que se hacían una eternidad cuando Isabel inquiría qué le pasaba, qué sentía, qué pensaba, si le prestaba atención, si se había olvidado de ella, si la amaba, la odiaba, en fin, esos instantes la mantenían en una incertidumbre que no la dejaba dormir, que la desvelaba horas e incluso noches completas, dejándola intranquila al desconocer los sentimientos de Julián.

Después de aquella última vez que se habían visto, él no había contestado sus llamadas, no le había dejado ningún mensaje, lo único que sabía en ese momento Isabel era que Julián la amaba, pero que no se atrevería a dar el primer paso, sino que ella, como mujer, esta vez tendría que jugar un rol activo, por ende, el fracaso o triunfo dependían de ella y de cómo jugase sus cartas, tendría que hacer uso de sus encantos femeninos, engatusarlo si era necesario, hacer gala de sus atributos, ¿pero bastarían sólo éstos para lograr su propósito o requeriría más coraje y obstinación?

Finalmente se decidió, frecuentó los lugares donde él solía ir, lo vio a la distancia y quiso acercarse como la fuerza de sus latidos hacia él, sin embargo, se contuvo -por mucho que ello le costase- siguió sus pasos y andar, con sus ojos, su silueta y caminar grácil, casi levítico, pero aún estaba paralizada, petrificada y extenuada, sin poder moverse, quería hacerlo, pero no podía, su cuerpo se lo pedía a gritos y el de él también, no obstante, la cobardía ramera la estaba consumiendo, no sabía qué hacer para llegar a su lado, aunque sólo debía vencer el miedo –karma de la raza humana.-

Aun así, liberándose de una fuerza aplastadora, lo consiguió, sus pies empezaron a moverse primero lentamente, luego cobraron mayor vitalidad y ya era libre, pero lo fue más aún cuando lo alcanzó, rozó la espalda de Julián con sus tenues dedos, lo volteó y sin contenerse lo besó apasionadamente y él sin aliento, se dejó seducir por aquella mujer decidida que le cambiaría la vida.

Comentarios

Entradas populares de este blog

El carácter dicotómico de Lady Macbeth.

  En el presente trabajo, se pretende realizar un análisis comparativo entre las obras literarias Macbeth, cuya tragedia pertenece a Shakespeare y, Macbett, referente al teatro del absurdo de Ionesco, que es una parodia de la obra creada por el primer autor. Sin embargo, cabe destacar, que me centraré fundamentalmente en las características intrínsecas de las obras, más que en el contexto de producción, puesto que el presente, se aboca al establecimiento de una analogía entre el personaje “Lady Macbeth”/“Lady Macbett”, de quien referiré rasgos de índole psicológica, por ende también se hará alusión a sus pasiones y motivaciones, cuya incidencia en el desarrollo de las obras, es de suma relevancia, destacando ciertos atisbos de transgresión que se cometen en ella, en relación al orden natural de los hechos y, del mismo modo, las transgresiones de género que nos presenta este personaje. En primer término, efectuaré un análisis de los parlamentos que Lady Macbeth, enuncia en la obra

"La Hormiga", Marco Denevi (1969).

A lo largo de la historia nos encontramos con diversas sociedades, cada una de ellas con rasgos distintivos, de este modo distinguimos unas más tolerantes y otras más represivas. No obstante, si realizamos un mayor escrutinio, lograremos atisbar que en su conjunto poseen patrones en común, los cuales se han ido reiterando una y otra vez en una relación de causalidad cíclica, que no es más que los antecedentes y causas que culminan en acontecimientos radicales y revolucionarios para la época, los que innumerables veces marcan un hito indeleble en la historia. Lo anteriormente señalado ha sido un tema recurrente en la Literatura universal, cuyos autores debido al contexto histórico en el cual les ha tocado vivir, se han visto motivados por tales situaciones y han decidido plasmar en la retórica sus ideales liberales y visión en torno a aquella realidad que se les tornaba adversa. Un ejemplo de ello es el microrrelato “La Hormiga”, cuyo autor es Marco Denevi, del cual han surgido

Ensayo, “Los chicos del coro, una película que cambiará nuestra mirada hacia la pedagogía”.

En la película, los chicos del coro, vemos una realidad de un internado ambientado en la Francia de 1949, bajo el contexto de la posguerra. Esta institución se caracteriza por recibir a estudiantes huérfanos y con mala conducta, que han vivido situaciones complejas en términos de relaciones interpersonales, pues muchos de ellos han sido abandonados o expulsados de otras instituciones. Con el fin de reformarlos el director del internado Fond de I’ Etang (Fondo del estanque), aplica sistemas conductistas de educación, sancionadores y represores como encerrarlos en el “calabozo”, una especie de celda aislada cuando se exceden en su comportamiento. Sin embargo, la historia toma un vuelco con la llegada de Clément Mathieu, músico que se desempeña como docente y quién aplicará métodos no ortodoxos en su enseñanza los que progresivamente irán dando resultados positivos en los chicos.                 Respecto a las temáticas que se abordan en la película, por un lado resaltan los a