Poesía erótica nerudiana y huidobriana.
La concepción del amor en Neruda y Vicente Huidobro.
Índice.
Prólogo………………………………………………………………..
pp. 1-3
Poesía erótica de Neruda………………………………………………………………....pp.
4-6.
Poesía erótica de
Huidobro……………………………………………………………………………………….....pp. 7
Poema erótico de autoría
personal………………………………………………..........................pp. 8.
Prólogo.
El `propósito de la presente antología apunta
fundamentalmente a recopilar 4 poemas representativos de la poética de Pablo Neruda y de Vicente Huidobro,
a los que se le sumará uno de autoría personal, en íntima relación; poemas cuyo
núcleo central lo constituye la temática del amor, con sus convergencias y
divergencias respectivas, poemas, todos los cuales, son tomados de distintas
fuentes. Particularmente en Neruda, serán tomados desde Crepusculario, El
hondero entusiasta y Veinte poemas de amor y una canción desesperada. Por otra
parte, de Huidobro tomaré algunos de sus cantos a la
mujer presentes en su obra más reconocida, que es Altazor. Por consiguiente, el
lector queda invitado a leer con detenimiento y deleite los poemas antologados,
los que le serán presentados de un modo ameno, en un orden secuencial y diacrónico,
es decir, desde la fuente más remota a la más cercana.
Primeramente me centraré en Neruda, posteriormente en Huidobro, de este modo en
relación a los rasgos principales de la poética del primero, radica una
concepción erótica, la que concebirá al cuerpo humano como máquina, a su vez la
poética nerudiana se entronca con el sistema poético vanguardista en
determinados momentos, lo que influirá y hará que ésta adquiera rasgos tales
como un mayor grado de consciencia subjetiva e incluso, la experiencia misma de
la ciudad será de suma trascendencia, lo que nuevamente está en estrecha
relación con el arte de corte vanguardista.
Continuando con la obra de Neruda, en ésta esencialmente percibiremos diversos
elementos, ante todo vinculados con el amor, por ejemplo, Crepusculario, en él
se presentará una sensibilidad dolorosa y abierta al amor, por ello es de suma
relevancia. De igual manera, en el hondero entusiasta, se da el caso de que a
través de la amada se buscará acceder al infinito, finalmente en Veinte poemas
de amor y una canción desesperada hasta cierto punto se genera la misma
situación, pues se buscará trascender a través del otro.
A posteriori, viene la poética de Huidobro, ésta al igual
que la de Neruda toma postulados de las Vanguardias europeas, pero con un matiz
propio, que será, en definitiva, el Creacionismo, en oposición al arte mimético
decimonónico, donde la finalidad del poeta será crear mundos nuevos, en una
suerte de pequeño Dios. De hecho se pueden encontrar versos que vienen a representar
su visión de mundo de manera muy patente, como se verá a continuación. En suma
será todo un cambio en relación a la visión de mundo que se tenía hasta
entonces:
“Después de mi muerte un día
El mundo será
pequeño a las gentes
Plantarán continentes sobre los mares
Se harán islas en el cielo
Habrá un gran puente de metal en torno a la Tierra
Como los anillos construidos en Saturno
Habrá ciudades grandes como un país
Gigantescas ciudades del porvenir”
Centrándome y refiriéndome a la concepción de lo femenino en
Vicente H., es que tomaré su obra, Altazor, cuyo segundo canto es una oda a la
mujer, donde se romperá transitoriamente la soledad, algunos de sus versos son
los consiguientes, que nos permiten dilucidar las imágenes poéticas y
cautivadoras que nos presenta:
“Si
tú murieras
Las estrellas a pesar de su lámpara encendida
Perderían el camino
¿Qué sería del universo?”.
Por otro lado, se refiere, que gracias a aquella
mujer el hombre o ser, puede alcanzar lo absoluto, la
eternidad en sí misma: “Sólo lo que piensa en ti tiene sabor a eternidad”. Al mismo tiempo, en aquel segundo canto
encontraremos una imagen encarnada de la poesía, así funciona en los próximos
versos:
“Eres más hermosa
Que la sirena de un barco que deja escapar toda su alma
Que un faro en la neblina buscando a quien salvar
Eres más hermosa que la golondrina atravesada por el viento”.
En lo que respecta a la
presentación de los textos antologados, éstos se presentarán de un modo
secuencial y diacrónico, enmarcados en las fechas y contextos de producción
respectivos, es decir, seguirán la secuencia de su publicación, es así que los primeros poemas que anexaré son
“Amor” de Crepusculario (1919), luego “El hondero entusiasta” (1923-1933) y,
finalmente “Veinte poemas de amor y una canción desesperada” (1924), donde se
nos presentarán paisajes marinos y románticos. Posteriormente, tomaré la poesía
de Huidobro, donde como ya señalé, seleccionaré el Canto II de Altazor, para
luego culminar con un poema particular de mi autoría.
Crepusculario.
(1919).
“MUJER, yo hubiera sido
tu hijo, por beberte
la leche de los senos
como de un manantial,
por mirarte y sentirte a
mi lado y tenerte
en la risa de oro y la
voz de cristal.
Pp. 55.
Por sentirte en mis venas como Dios en los ríos
y adorarte en los tristes
huesos de polvo y cal,
Porque tu ser pasara sin
pena al lado mío,
Y saliera en la
estrofa-limpio de todo mal-.
. . . Cómo sabria amarte,
mujer, cómo sabria
Amarte, amarte como
nadie supo jamás.
Morir y todavía
amarte más.
Y todavía
amarte más
y más.
Pp.56.”[1]
El hondero entusiasta. (1923-1933).
10
“ESCLAVA mía, témeme. Ámame. Esclava mía!
Soy contigo el ocaso más vasto de mi cielo,
y en él despunta mi alma como una estrella fría.
Cuando de ti se alejan vuelven a mí mis pasos.
Mi propio latigazo cae sobre mi vida.
Eres lo que está dentro de mí y está lejano.
Huyendo como un coro de nieblas perseguidas.
Junto a mí, pero dónde? Lejos, lo que está lejos.
Y lo que estando lejos bajo mis pies camina.
El eco de la voz más allá del silencio.
Y lo que en mi alma crece como el musgo en las ruinas.”[2]
Soy contigo el ocaso más vasto de mi cielo,
y en él despunta mi alma como una estrella fría.
Cuando de ti se alejan vuelven a mí mis pasos.
Mi propio latigazo cae sobre mi vida.
Eres lo que está dentro de mí y está lejano.
Huyendo como un coro de nieblas perseguidas.
Junto a mí, pero dónde? Lejos, lo que está lejos.
Y lo que estando lejos bajo mis pies camina.
El eco de la voz más allá del silencio.
Y lo que en mi alma crece como el musgo en las ruinas.”[2]
Veinte poemas de amor y una canción desesperada. (1924).
“[1]
Cuerpo de mujer, blancas colinas, muslos blancos,
te pareces al mundo en tu actitud de entrega.
Mi cuerpo de labriego salvaje te socava
y hace saltar el hijo del fondo de la tierra.
Fui solo como un túnel. De mí huían los pájaros
y en mí la noche entraba su invasión poderosa.
Para sobrevivirme te forjé como un arma,
como una flecha en mi arco, como una piedra en mi honda.
Pero cae la hora de la venganza, y te amo.
Cuerpo de piel, de musgo, de leche ávida y firme.
Ah los vasos del pecho! Ah los ojos de ausencia!
Ah las rosas del pubis! Ah tu voz lenta y triste!
Cuerpo de mujer mía, persistiré en tu gracia.
Mi sed, mi ansia sin límite, mi camino indeciso!
Oscuros cauces donde la sed eterna sigue,
y la fatiga sigue, y el dolor infinito.”[3]
Altazor, Canto II.
“Si
tú murieras
Las estrellas a pesar de su lámpara encendida
Perderían el camino
¿Qué sería del universo?
Eres más hermosa
Que la sirena de un barco que deja escapar toda su alma
Que un faro en la neblina buscando a quien salvar
Eres más hermosa que la golondrina atravesada por el viento”.[4]
Orgasmos de primavera. (2012)
“Pensamientos
conectados, pieles entrelazadas
Caricias
que exudan a rosas en manos de cristal
Pétalos
de flores deshojadas en la cama
Esparcidas
licóreamente en un manto de seda
Roce
de piernas, penetraciones
Vaivenes
cadenciosos, amor puro
Una
mirada, un beso, una caricia, un adiós
Piernas
estiradas, piernas abiertas, piernas cerradas
Amores
de una noche, el arte de amar hecho mujer-hombre
Ruptura
y entrechoques, dedos acariciantes
Manos
exudantes, entrelazamiento,
Cruce
de cuerpos, separación y amalgamamiento
Lucha
de cuerpos, álzame al vuelo
Hazme
tuy/o/a en una noche primaveral
En
un eclipse solar, rompe las cadenas
Rompe
el cuadro de Van Gogh
Deja
que fluyan las flores en enredadera
Deja
que fluyan nuestros orgasmos de primavera. “[5]
[1] Neruda, Pablo,
Ed. Nascimiento, 1919, Santiago de Chile, II edición. Amor, pp. 55 y 56.
[2] Neruda, Pablo. El hondero entusiasta, Santiago de
Chile.
[3] Neruda, Pablo, Veinte poemas de amor y una canción
desesperada. Poema I.
[4] Huidobro, Vicente, Altazor, Canto II, Santiago de Chile.
[5] Chamorro, José Patricio, Poesía erótica, 2012,
Santiago de Chile. Orgasmos de primavera.
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