Ensayo de Análisis del texto: Dimensión escritural en “Según el orden del tiempo” y “El bautismo: Anti novela”.
El
presente ensayo abordará la dimensión escritural en dos novelas que resultarán fundamentales
para explicar un fenómeno que pone en discusión qué debería prevalecer en las
obras literarias, es decir, si es que se le debe dar prioridad al ámbito de su
escritura y, por tanto, su aspecto formal o, a sus rasgos temáticos. Para ello
las novelas a las cuales se le aplicará el análisis son: “Según el orden del
tiempo” de Juan Agustín Palazuelos y “El bautismo: antinovela”, de Juan
Almendro. Por otra parte, en la primera de éstas cabe resaltar que se apreciará
a claras luces el ámbito de lo meta textual, ya que el análisis comprende el
código escritural, donde se pondrán en perspectiva ante todo las variaciones
que generan en el texto, elementos tales como la puntuación, la que puede
acarrear múltiples implicaciones, tales como una ausencia de coherencia
textual, un realce de éstas, entre otras que se irán demostrando a lo largo del
ensayo, por ello no hay que olvidar que al trabajar con la textualidad, ésta
será entendida como materia concreta, por ende, puede ser sujeta a análisis y
disecciones que nos permitan comprenderla en su absoluta extensión.
A continuación me remitiré a los
capítulos de “Según el orden del tiempo”, donde iré realizando un análisis
pormenorizado de su dimensión escritural, basándome en marcas textuales, para
determinar así posibles conclusiones en torno a la obra misma; es así que desde
el principio destacan, por ejemplo, elementos discursivos y cohesivos como los
conectores, específicamente el uso de un conector semi-adversativo, pero éste
en vez de ir acompañado de coma, será acompañado de puntos seguidos: “Tarde
roja. De primavera. Pero no es primavera.” En líneas generales, de igual manera
las ideas si bien en el texto se presentan en continuidad, el empleo de los
puntos las irán entrecortando, perdiéndose en parte la coherencia de la
narración.
Por otro lado, el empleo de un
conector adversativo, como lo es “sin embargo”, será empleado como elemento
cohesivo para la continuidad de ideas, implicará por un lado una oposición
mental del sujeto ante una acción que se le presenta como lo es: “debería salir
a la calle”, lo que en realidad él en tanto deseo quisiera realizar, no
obstante, se decidirá a no hacerlo, lo que desencadenará una sucesión de
pensamientos posteriores. Aunque como ya he aludido, si bien a nivel
estructural en la novela destacan elementos de un orden escritural, también hay
rasgos temáticos interesantes de analizar, como lo es la problemática del
tiempo, el que será interceptado por la puntuación; habrá un juego con la
temporalidad, pero si bien hay coherencia de ideas, éstas nuevamente se
presentarán apartes, separadas por la puntuación: “Yo ya he vivido este
momento. Hace algunos años. Hay que recurrir al diario de vida. Aquí está el
trozo que busco.”[i]
En términos estructurales del
relato, debido en cierta manera a un desorden de ideas, se puede hablar de una
“corriente de la consciencia”, pues las ideas se debatirán en un flujo
constante, sin embargo, éstas no serán del todo caóticas, ya que debido al uso
de puntos seguidos, se mantendrá la coherencia en el relato, lo cual no quita
un traspaso continúo y a ratos asistemático de ideas: “Estoy en uno de los
cuartos del oeste. He venido a contemplar el atardecer. Desde aquí he visto los
crepúsculos más hermosos. Contra la tarde (porque la tarde es donde se esconde
el sol) se recorta un campanario que tiene la belleza de lo simple. Su
religiosidad se exterioriza en su proyección ascendente. En primavera, los
atardeceres son rojos como el cobre pulimentado. […]”.[ii]
Sobresale en lo correspondiente a la
estructura de la narración de la novela, un narrador en 3ª persona, el que de
cierto modo irá describiendo la situación, sucediendo un pensamiento al otro,
inclusive se presentan ideas antitéticas, contradictorias entre sí, no
obstante, éstas denotan la manifestación mental del sujeto, por ello la
puntuación y la estructura discursiva que apreciamos en el texto, no es más que
la representación gráfica de un estado mental: “Niños jugando. A que juegan, supongo. Mayores tratando de amarse en
los bancos verdes. Amor de plaza. Convencionalismo. O necesidad urgente. […]”.[iii]
Desde
otra perspectiva, de igual modo resulta interesante establecer un análisis en
relación a la descripción que el narrador hace del paisaje que observa, pues
inmediatamente a su descripción detallada, da una caracterización de índole
psicológica, tal como: “insoportables”, “detesto el rosado”, luego hace
referencia a necesidades vitales, viscerales, tal como “hacer pichí”.[iv]
Es decir, a medida que por su mente cruza un pensamiento, insoslayablemente
procede a dar un juicio valorativo de éste, del hecho mismo que se le presenta.
Apartándome un tanto del análisis de
la estructura de la obra es que me abocaré a la temática del tiempo, vinculada
con el recuerdo, que es muy similar a lo que ocurre en la novela: “En búsqueda
del tiempo perdido” de Proust. Desde este punto de vista y a través del
siguiente párrafo es que se puede apreciar cómo una situación actual, rememora
una acaecida en el pasado: “El viejo
organillero pasa sólo los domingos. Después de almuerzo, con su máquina
desvencijada a la espalda, se detiene, respirando dificultosamente, bajo mi
balcón. Es un descanso escucharlo. Tiene sabor a antiguo. Me recuerda el
colegio. Las bromas de niño. Pagábamos a uno para que tocase frente a nuestra
ventana, durante la clase de matemáticas. Un año entero invirtiendo nuestro
dinero destinado a los caramelos, para que un organillero nos distrajese en
clases. […]”.[v]
En
la medida que se avanza en la novela, la temática del tiempo sigue
distendiéndose, atravesándola como eje vertebral, es así cómo el tiempo influye
en el modo de entender la realidad y así inclusive se podrá apreciar un
cuestionamiento constante, hasta llegar a temas de índole filosófica como el
cuestionamiento acerca de la nada de Heidegger. Lo que más resalta de todo ello
es el paso al parecer incoherente de ideas sintomáticas, que en la medida que
se nos presenta van ligándose los hechos con sensaciones como lo incoloro,
inodoro, insípido, entre otros.
Retornando a la estructura sintáctica del
relato, nuevamente se aprecia el empleo de puntos seguidos para la continuidad
de ideas, pero si bien se aprecia la “o” como conector disyuntivo de ideas,
éstas se perciben como apartes, vale decir, la alteración sintáctica, influye
en su contenido semántico –en términos lingüísticos.- Así se nos presenta en el
párrafo que procederé a citar: “Hora sin
destino. Gente sin destino. Nada ocurre a esta hora. Jamás. Estómago un poco
lleno. O mucho tabaco. O mucho nada. Pesa mucho la nada. Heidegger. […]”.[vi]
Anteriormente
versaba sobre la técnica de la corriente de la consciencia, la que después de
todo no resultaba totalmente caótica, debido mayoritariamente al empleo de
puntos seguidos, que ordenan cada una de las ideas, que a su vez están en
seguidilla, una sensación desemboca otra y así sucesivamente: “Esa pareja sentada un poco más atrás es
horrorosa. Qué mezcla más insulsa. Pobres hijos. Serán tan feos o más que sus
padres. Y sin gracia. Qué familia. No tolero la fealdad. No la perdono. Se es
feo porque se quiere. La fealdad tiene mal olor. Y el mal olor tiene fealdad.
Círculo vicioso. […]”.[vii]
Finalmente
corresponde realizar el análisis a la “Antinovela: El bautismo” y entendida
como tal, se pueden desprender una serie de análisis respectivos de orden
estructural, de hecho pone en discusión la noción de “novela” y qué entendemos
por ésta, que si analizamos su procedencia, ya en las letras hispánicas la
podemos registrar en Cortázar, con su novela o antinovela: “Rayuela”, la que
nos propone una nueva y, por tanto, renovada forma de lectura, rompiendo el
paradigma de lectura decimonónico, proponiéndonos así un lector mucho más
activo.
Volviendo
a la obra, no podemos soslayar la infinidad de intertextualidades y mezclas
genéricas que se nos presentan, donde aparecerán elementos propios del cuento, la
novela, el teatro, el ensayo y reportajes de distinta índole, que en conjunto
formarán esta novela que no es tal, sino que es una antinovela,
contraponiéndose a la convencionalidad literaria de ésta. Inclusive al tomar
como referente la vida de Juan Agustín Palazuelos, es que nos encontramos con
el mayor grado de intertextualidad que puede existir.
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