Universidad
del Bío-Bío
Facultad
de Educación y Humanidades
Chillán
2016
Asignatura:
Comentario del texto literario II.
Estudiante:
José Patricio Chamorro.
Informe de lectura: “La
dramaturgia del espacio y el Teatro de Fin de Siglo de Ramón Griffero”
Para
dar los primeros pasos y escarceos hacia la importancia de la poética teatral
que desarrolló Ramón Griffero, es preciso considerarlo desde más de una perspectiva,
pues su forma de entender el teatro es un todo orgánico. Desde sus inicios, fue
visto como un teatro de resistencia, que él en sus propios términos, catalogó
como “Dramaturgia del espacio”. La finalidad teórica de esta propuesta es crear
autorías escénicas, a través de la poética del texto (escritura) y de las
poéticas del espacio. De este modo ya no se reproducirían como antaño, los
modelos precedentes, sino que se posibilitaría la construcción de nuevos
paradigmas escénicos. Lo anterior buscaba sintetizarse en la elaboración de un
manifiesto para un teatro autónomo en 1985. Pues la época contemporánea, exigía
indagar en nuevas formas de representación escénicas, para lo cual se requería
instaurar y redefinir corrientes teatrales y topologías de actuación en
relación a las poéticas del espacio y del texto.
¿Cuáles son estas nuevas exigencias
contemporáneas? El cine y el arte digital, abrieron nuevas dimensiones a la
creación, ya que rompieron con estructuras antes fijas e inamovibles, con
formas actuales, tales como: “(escritura-instalaciones
escénicas descontextualizaciones del cuerpo actoral, etc.)”.[1]
“Son las poéticas de espacio en relación con las poéticas de texto, que
construyen autorías escénicas. En breve la dramaturgia del espacio es una
percepción que ha permitido a creadores de nuestra escena desligarse de una
conceptualización, o guía de percepción dramática que tan sólo lo transformaba
en reproductores de ideas escénicas, y ser creadores de sus propias
construcciones”[2].
Para
comprender mejor la propuesta grifferiana, se debe aludir al contexto de época,
es decir, al teatro de fin de siglo, que tuvo sus representaciones teatrales
entre 1980-2000. Los contextos de desarrollo de esta propuesta teatral se
fueron gestando durante la época del exilio 1973-1982, dictadura 1983-1989,
transición democrática 1990-1994 y globalización 1994-2001. Es decir, cada
época estará delineada por el carácter político ideológico de la época,
reafirmando y reconfigurando un teatro de resistencia y crítica social, que
pretende y busca la consciencia social. Este tipo de teatro solía funcionar
como teatro clandestino, pues no se adscribía al régimen, ni era partidario de
éste, lo que hacía resurgir y dotándolo de un carácter polémico, una revolución
cultural y social.
Sin duda alguna, se convirtió en un
teatro autónomo y autofinanciado por las propias compañías de teatro, que pese
a todo, quisieron seguir desarrollando su propia estética y arte escénica,
innovando y provocando al público, a través de obras relacionadas con el
acontecer social del momento. La ironía, el humor negro, serán elementos
fundamentales dentro del marco de sus creaciones y recepción del público. “Pinochet boys, Los prisioneros, índice de
desempleo o Fiscal ad hoc (nombre de los jueces militares) denotaban otro
discurso que surgía. El Trolley se convirtió así en el espacio donde diversos
creadores aislados y atomizados por la dictadura podían dar a conocer lo que
manifestaban: lanzamiento de revistas, de poesía, literatura y cómic,
proyección de cortometrajes, teatro danza, etc. El motor de este espacio era el
teatro Fin de Siglo con sus montajes.”[3]
En
los años que siguieron al régimen miliar, 1983-1988, se fue produciendo una
forma de hacer teatro que no era unívoca, sino que contemplaba referentes del
kittsh latinoamericano, parodias, comedia musical y ballet.
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