La eufórica pena de mi corazón apasionado llora en amarguras
Siento y presiento, silencios y tardes crepusculares de rojo escarlata
El cielo se envenena de una embriaguez de dicha y gozo
El clima se enrarece como la bipolaridad de los días
Las horas escarcean amores a fuego abrasador que erupciona mis latidos
El pecho sobrelleva un ritmo cardíaco de colores que no dan tregua
Me sobresalto en el rincón de mi cordura y el último suspiro
La muerte es un cómico de una corte bufonesca
La vida el actor principal del anfiteatro de mi poesía
Tempestad atronadora e ímpetus de una primavera floreciente
Enervada en letras multiformes que desbordan vocalizaciones
Horadando un inventario apocalíptico del juicio final
¡Tú que naciste para amar, morirás sin pasión!
Poeta de tierras lejanas condenado por tus impropias palabras
Agonizarás en el patíbulo donde la razón es tortura inminente
La visión del más allá es la puerta sin destino
¡Oh poetas, maldigan a las musas y arracen sus versos!
ígneos trozo a trozo caerán en picada por gravitación universal
Volverán a la tierra, donde nunca debieron salir
Entre gusanos, marchitas rosas y secas hojas.
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