Las horas pisan sus talones encontrándose al pasar
Se balancean raudas, fugaces al ritmo de fin de año
Intermitentes, suaves, sonoras como vientos del sur
Buscan, olvidan, retroceden y resignifican añoranzas
Al descubierto se mudan otoños como sucesivos inviernos
Apacibles las palabras esperan tu andar figurando sentimientos.
Festejan la vida en sus ires y venires de las manecillas del reloj
Destienden el pasado en recuerdos mudos, inamovibles
La memoria hace su entrada triunfal y despierta de su ensueño
Te saluda como un viejo amigo a su camarada de guerra
Solo ella sabe cuánto ha sufrido el corazón marchito.
Desahucia despavorido un grito al silencio, la muerte acecha
Somos mortales como humus bajo las catacumbas del averno
La realidad solo es una, nacemos para morir sin tregua
Vivir es remontar azares e infructuosas búsquedas
Ni suspiros, ni caricias en amantes brazos aguardan al amor
Es luctuoso final, a quién espera un beso de la muerte.
Chillán, 30 diciembre 2017
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