Escribo por tercera vez consecutiva al ver la realidad, pues efectivamente al viajar en locomoción colectiva, ya sea micro y/o metro, uno puede percatarse de la realidad social en la que está inmerso y dar cuenta de ello, así fue que hoy vi una situación bastante típica, es decir, a una mujer discutiendo con un hombre, debido a que éste se sentó mal en la micro y, por ende, la pasó a llevar, hicieron un intercambio verbal, atacándose mutuamente. Así nos vamos enfrentando a múltiples casos, algunos más terribles que otros, por ejemplo, hoy no tenía mucho presupuesto y quería comprarme una sopaipilla en la calle, pero no me alcanzaba, por diez pesos –sí, así de pobre andaba hoy, he de reconocer que vivo a costilla de mis padres- así que la señora simplemente me dejó sin comer una, litterae non dat panes, dicen por ahí, lo que a veces es cierto, pero pretendo reivindicar ello, tal vez lo logre. En fin, cada persona trabaja dentro de lo que puede para solventarse y hacerse de un sueldo para poder vivir o más bien, sobrevivir. Por otra parte, me he vuelto un tanto más observador, he procurado agudizar más mis sentidos, para captar lo que se dice, por qué se dice y en qué contextos se dice, he intentado aprender de los mejores, pero al fin y al cabo todos somos iguales, sólo que nos dedicamos a distintas cosas, dedicamos nuestro tiempo a diferentes ámbitos de la vida, finalmente nadie nos enseña a vivir, sin embargo, actualmente puedo decir que “estoy viviendo”, pues estudio lo que me apasiona, aunque a veces me baja el existencialismo, he conocido gente con los mismos intereses e incluso al enseñar, aprendo. He conocido a personas que aman la literatura, que a veces la escogen para evadirse de la realidad, entre otras, en el fondo cada cual escoge su camino y lugar en el mundo, creo que más bien mi hogar es y será donde me encuentre el momento, sólo sé que hay que vivir, para bien o para mal.
En la película, los chicos del coro, vemos una realidad de un internado ambientado en la Francia de 1949, bajo el contexto de la posguerra. Esta institución se caracteriza por recibir a estudiantes huérfanos y con mala conducta, que han vivido situaciones complejas en términos de relaciones interpersonales, pues muchos de ellos han sido abandonados o expulsados de otras instituciones. Con el fin de reformarlos el director del internado Fond de I’ Etang (Fondo del estanque), aplica sistemas conductistas de educación, sancionadores y represores como encerrarlos en el “calabozo”, una especie de celda aislada cuando se exceden en su comportamiento. Sin embargo, la historia toma un vuelco con la llegada de Clément Mathieu, músico que se desempeña como docente y quién aplicará métodos no ortodoxos en su enseñanza los que progresivamente irán dando resultados positivos en los chicos. Respecto a las temáticas que se abordan en la película, por un lado resaltan los a
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