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Notas existenciales en la micro, III.


          

  Escribo por tercera vez consecutiva al ver la realidad, pues efectivamente al viajar en locomoción colectiva, ya sea micro y/o metro, uno puede percatarse de la realidad social en la que está inmerso y dar cuenta de ello, así fue que hoy vi una situación bastante típica, es decir, a una mujer discutiendo con un hombre, debido a que éste se sentó mal en la micro y, por ende, la pasó a llevar, hicieron un intercambio verbal, atacándose mutuamente. Así nos vamos enfrentando a múltiples casos, algunos más terribles que otros, por ejemplo, hoy no tenía mucho presupuesto y quería comprarme una sopaipilla en la calle, pero no me alcanzaba, por diez pesos –sí, así de pobre andaba hoy, he de reconocer que vivo a costilla de mis padres- así que la señora simplemente me dejó sin comer una, litterae non dat panes, dicen por ahí, lo que a veces es cierto, pero pretendo reivindicar ello, tal vez lo logre. En fin, cada persona trabaja dentro de lo que puede para solventarse y hacerse de un sueldo para poder vivir o más bien, sobrevivir. Por otra parte, me he vuelto un tanto más observador, he procurado agudizar más mis sentidos, para captar lo que se dice, por qué se dice y en qué contextos se dice, he intentado aprender de los mejores, pero al fin y al cabo todos somos iguales, sólo que nos dedicamos a distintas cosas, dedicamos nuestro tiempo a diferentes ámbitos de la vida, finalmente nadie nos enseña a vivir, sin embargo, actualmente puedo decir que “estoy viviendo”, pues estudio lo que me apasiona, aunque a veces me baja el existencialismo, he conocido gente con los mismos intereses e incluso al enseñar, aprendo. He conocido a personas que aman la literatura, que a veces la escogen para evadirse de la realidad, entre otras, en el fondo cada cual escoge su camino y lugar en el mundo, creo que más bien mi hogar es y será donde me encuentre el momento, sólo sé que hay que vivir, para bien o para mal. 

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