viernes, 11 de mayo de 2012

¿Casualidades, causalidades o diosidades en mi camino?


            Encontrándome en un mall, nuevamente me pude percatar de cómo nuestra mente se adapta al contexto en el cual nos encontramos. De este modo, nuestras maneras de hablar cambian, vale decir, nuestros registros de hablar son distintos, probablemente también el cómo nos vestimos, entre otros. También he observado empíricamente las desigualdades del país en el que me tocó vivir, es así si es que uno observa con atención, te puedes fijar en el hacinamiento actual, en la calidad de vida, que es en sí de muy bajo estándar, quizá los informes y/o estadísticas digan otras cosa. No obstante, en primer año de universidad por diversos motivos me tocó vivir en un sector relativamente periférico, ver realidades muy complejas, de hecho escuché historias de familias en las que sus hijos caían en las drogas, la delincuencia, lo que en sí mismo me causó mucho pesar, oír aquel sufrimiento de las madres fue tristísimo y ellas, ¿qué hacían? por una especie de determinismo social, no les quedaba de otra más que recurrir a la iglesia, a Dios, a la virgen, que de uno u otro modo les servían de consuelo ante sus aflicciones, mas por ello, personalmente no recrimino a la iglesia y a quienes creen en ella, pues en general tiende a apalear la soledad, a ayudar a la gente, que se sientan mucho mejor, les genera bienestar y alegría, eso ya es algo en el día a día por lo menos. Por otro lado, después me tocó por diversas situaciones, migrar varias veces de una casa a otra, en algunas también creían en Dios, personalmente también, aunque claro, la visión que tenían era distinta, pero en la mayoría tenían la convicción de que los ayudarían y ahora, finalmente, vivo en un departamento con una mujer muy cristiana, que se sabe la Biblia de memoria y, volviendo a la reflexión anterior, me conduce a pensar que éstas nos han sido casualidades, sino que causalidades, puesto que la reunión del otro día me hizo conocer a más gente que cree en Dios y que oró por mí, por lo que hacía. De la misma manera entonces me pregunto, ¿por qué habré escrito esto? Tal vez yo sea un mero instrumento a decir verdad, quizá es Dios quien está detrás de mis palabras y estos últimos escritos, tampoco sé qué me deparará el destino y la vida, pero admito que siempre algo me sucede y me enmienda el camino, inclusive hoy fui a una clínica y apareció nada menos que frente a mí un cura muy conocido de la televisión, ¿qué más simbólico que eso?

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