El metro de Santiago sufre de
convulsionados espasmos
La gente grita de vía a vía, por subir,
por bajar
El estrés se nota en la piel, las
marcas se delinean
El smog perfora los pulmones, hace
catarsis en los sentidos
Las palabras penetran como hilos de
plata
Que se deshacen trastornadas
La epiléptica ciudad santiaguina se
vuelve esquizofrénica
El vendedor de empanadas,
sopaipillas habla a voz en grito
Los mall aglutinan cientos y
cientos de personas
Todo transcurre rápidamente, el
tiempo
La vida en sí misma se desvanece
Los trabajadores se levantan todas
las madrugadas
Pero siempre en la incertidumbre de
no ver el mañana.
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