La felicidad es un estado momentáneo, efímero y
pasajero; el típico concepto de “felices por siempre” de los finales de cuento,
es una utopía en el mundo cotidiano, en la realidad concreta y tangible. Todo
se acaba con el pensamiento y los problemas, el paso del tiempo, el
envejecimiento, la pérdida de vitalidad y juventud y, si bien el amor en tanto
sentimiento, puede perdurar toda la eternidad, vale decir, durante la vida terrena,
pues la trascendencia es aún hasta nuestros días una concepción cuestionable;
el común de los casos apunta a que éste una vez concluida la etapa del
enamoramiento y de regreso a la monotonía cotidiana, que se acentúa con el paso
de los días, meses y años; se acaba. No obstante, en esta historia de héroes y
villanos, de madrastras y brujas malvadas, de doncellas y príncipes; algo hay
de certeza y verdad; la vida no es tan simple, no se puede estereotipar una
relación y menos aún a una persona en tanto personaje, pero en sí la búsqueda
de la felicidad y la concreción de ésta, se logra tras varios esfuerzos
conjuntos y compartidos. Por otra parte, en estas historias siempre aparece
delineado y enmarcado el concepto de la “bella muerte”, el morir joven como un
estado ideal del cuerpo físico que no da cabida al deterioro de la senectud.
En el presente trabajo, se pretende realizar un análisis comparativo entre las obras literarias Macbeth, cuya tragedia pertenece a Shakespeare y, Macbett, referente al teatro del absurdo de Ionesco, que es una parodia de la obra creada por el primer autor. Sin embargo, cabe destacar, que me centraré fundamentalmente en las características intrínsecas de las obras, más que en el contexto de producción, puesto que el presente, se aboca al establecimiento de una analogía entre el personaje “Lady Macbeth”/“Lady Macbett”, de quien referiré rasgos de índole psicológica, por ende también se hará alusión a sus pasiones y motivaciones, cuya incidencia en el desarrollo de las obras, es de suma relevancia, destacando ciertos atisbos de transgresión que se cometen en ella, en relación al orden natural de los hechos y, del mismo modo, las transgresiones de género que nos presenta este personaje. En primer término, efectuaré un análisis de los parlamentos que Lady Macbeth, enuncia en la obra
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