Hay de quiénes se enorgullecen de haber leído y otros, de haber creado
Una eterna disquisición, donde no media razón
Ser un Borges o un Proust, he ahí la cuestión
De Tellier lo lárico, de Mistral su amor a Dios
De Neruda un verso, de Parra su inspiración
De Mallarmé su genio, de Bretón sus sueños
De Tzará el dadaismo, expresión pura de la palabra
Vanguardistas que iluminan nuestro transitar a oscuras por letras huidizas
Pisadas a destiempo, de otras épocas y otros amores
Soy surrealista, simbolista, parnasiano o modernista yo no sé
Un romántico, soñador y enamorado tal vez
Es el pedregoso camino a encontrar la propia voz
Perderme entre los versos de Rokha o ser como Huidobro, un pequeño Dios
¿Cantarles a las rosas o hacerlas florecer en el poema?
El oculto deseo del artista es vivir con pasión o, sino es preferible morir en el intento
Ser libre entre las celdas y encrucijadas del inoportuno destino
Que con sus azares y pretensiones sacrosantas se cree hacedor de verdades y desatinos
Quién escribe, vive. Quién ama, sufre. Quién llora, ríe
Antítesis poéticas que sazonan la inspiración
Que el agua tornan cenizas, un cántaro de nostalgias
Verdades a medias y falsas verdades
¿Al final qué somos? Nada queda.
Solo nuestro canto, ese vuelo rumiante de estertores sonoros que llamamos poesía
José Patricio Chamorro Jara, 5 marzo 2017
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