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La escritura como acto de liberación. 25 abril 2014.


Siempre he creído en la escritura como liberación, la he pensado, deglutido, desde diversos ángulos y perspectivas, desde mi adolescencia que intento desenmarañarla, adentrándome en libros, lecturas y autores, escrituras autoriales, biográficas y un sinfín de variantes, no obstante, aún no sé qué es “escritura”. A veces me parece que es la mirada y escrutinio del otro, que es amar la vida, que es la vida misma, que son palabras, que son testimonio, que son alusiones, diversidades, cuerpos y mentes, pensantes, sintientes, a ratos me parece la extensión de uno mismo, la compañera noctámbula de genio poético y creador, a veces me parece sublime y grotesca, una hojeada al libro del mundo.

Escritura para mí es literatura, es ficción, creación de realidades, mundos nuevos, pasiones lejanas, es un encontrase continúo con uno mismo y con el otro, es un desahogo vital, es estar en el tiempo y desfasarse en la memoria, es recordar las pisadas dadas en esta tierra, por donde hemos andado, qué hemos vivido, correspondiendo el inconsciente de nuestra memoria, es dejar huella, es repetirse sin equivocarse, para saber qué fuimos y qué somos, es la extensión de uno mismo, la definición hecha carne, es naturaleza que fluye, es vida templada, es poesía, es psinergia, lo es todo, está en cada respiro, en cada pensamiento, en cada brizna de memoria, de nostalgia, de acumulación de diatribas y papeles, arrumados en la habitación, es habitar un espacio, es ponerlo en perspectiva, es verse a sí mismo realizando una acción, percibiéndose, es esquizofrenia de una noche, es amor de verano, es darle vida a cada segundo de lo que hemos hecho y querido para nuestra vida, es un plan, un conocimiento etéreo, es trazarse una vida no vivida, para vivir mil vidas, como el comienzo de cada día, son rostros renovados, esempatía, luz y sombra, espejeo puro, es ser uno mismo, es verse en el reflejo del otro, es caos y orden, es un no parar y fluir con la vida, como si no hubiese un porvenir, es no saber cuál será nuestra próxima palabra a pronunciar y escribir, es nuestro destino hecho sinrazón, es quedarse sin aliento para ponerlo en palabras, es un viaje por las zonas desconocidas del inconsciente y por el espacio físico que habita el ser, es darle rienda suelta a lo que pienso esta noche de fines de abril de la madrugada de dispar que me hace seguir viviendo 25/4 del año en curso.

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