Ir al contenido principal

Eclipse solar. (Micro relato intertextual)



Silenciosa, frágil y temerosa en sus primeros meses de relación se encontraba Selena. Su pálido rostro dejaba entrever una belleza inusual, que a ratos se veía opacada por la personalidad de Elías, quién pese a profesarle un amor incondicional, inevitablemente la desplazaba a un segundo plano con su carácter firme y autoritario. Sin embargo, desde que la vio por vez primera en aquel parquecito florecido como oasis en el ajetreo diario de la ciudad, jamás pudo abandonar sus labios carmesíes y sus ojos azul zafiro. Desde ese día nada volvió a ser igual. Selena había aceptado la proposición y tan solo meses después se había visto privada de sus amistades y solo podía ir de compras acompañada, pero al menos podía tomar las decisiones sobre la comida y disponer de una espaciosa casa con vista al mar. Cuánto deseaba llamarla hogar, pero más bien era una prisión para su espíritu libre. El mar era su refugio, su última esperanza.

Llegó el gran día, la boda que con tanto esmero había preparado Elías, que reuniría a más de 50 invitados, claro, sus invitados. Selena solo pudo reservarse el honor de invitar a sus padres para la ceremonia que sucedería en pleno eclipse solar. El lugar, un espacio abierto a los paisajes de ensueño como una postal para recordar en los años venideros, cuando su juventud se esfumara y los convencionalismos de una rutina de falsas promesas  y besos a fuerza de costumbre, donde el placer sería tan solo un vago pensamiento, la hacía discurrir por ese mar  que se adentraba tan solo unos metros de distancia. En el preciso instante en que sus labios debían pronunciar un sí, acepto, su mente solo reflejaba el vacío de su alma, una soledad existencial, que ni aun sus futuros hijos llenarían. Se sabía muerta en vida e incluso la muerte, tentadora en esa ensoñación en la que se arrojaba al mar y era arrastrada a sus profundidades más recónditas, le hubiesen parecido la felicidad más abrumadora que jamás tendría.

Ya era tarde, sus fuerzas flaqueaban y su ánimo se derrumbaba. Eran los estertores de una nostalgia de sus días de felicidad.  Pero los cálculos jugaron a su favor y tras una hora de ceremonia el eclipse solar había llegado a su fin. Selena, aliviada y con una sonrisa en su rostro, se desató de las manos de su novio  y  exclamó a voz en grito: Gracias por venir. ¡El eclipse ha terminado!

                                                                 FIN  


Pd: Selena (Selene), diosa lunar y Elías (por Helios), dios solar.

                                                           José Patricio Chamorro, 8 septiembre 2017.


Noticia (Base del intertexto)

Se casan durante el eclipse solar 2017

Kelly Turek y Chris Dutton tuvieron la boda más romántica del momento al casarse durante el eclipse solar 2017 .Más de 30 personas llenaron los terrenos detrás de la Casa Kaminski en Georgetown para ver a Kelly Turek casarse bajo el sol eclipsado.

La ceremonia terminó justo antes de que la luna cruzara el sol. El fotógrafo Valerie Schooling capturó una imagen épica que muestra el eclipse justo por encima de la par

Comentarios

Entradas populares de este blog

"La Hormiga", Marco Denevi (1969).

A lo largo de la historia nos encontramos con diversas sociedades, cada una de ellas con rasgos distintivos, de este modo distinguimos unas más tolerantes y otras más represivas. No obstante, si realizamos un mayor escrutinio, lograremos atisbar que en su conjunto poseen patrones en común, los cuales se han ido reiterando una y otra vez en una relación de causalidad cíclica, que no es más que los antecedentes y causas que culminan en acontecimientos radicales y revolucionarios para la época, los que innumerables veces marcan un hito indeleble en la historia. Lo anteriormente señalado ha sido un tema recurrente en la Literatura universal, cuyos autores debido al contexto histórico en el cual les ha tocado vivir, se han visto motivados por tales situaciones y han decidido plasmar en la retórica sus ideales liberales y visión en torno a aquella realidad que se les tornaba adversa. Un ejemplo de ello es el microrrelato “La Hormiga”, cuyo autor es Marco Denevi, del cual han surgido

Ensayo, “Los chicos del coro, una película que cambiará nuestra mirada hacia la pedagogía”.

En la película, los chicos del coro, vemos una realidad de un internado ambientado en la Francia de 1949, bajo el contexto de la posguerra. Esta institución se caracteriza por recibir a estudiantes huérfanos y con mala conducta, que han vivido situaciones complejas en términos de relaciones interpersonales, pues muchos de ellos han sido abandonados o expulsados de otras instituciones. Con el fin de reformarlos el director del internado Fond de I’ Etang (Fondo del estanque), aplica sistemas conductistas de educación, sancionadores y represores como encerrarlos en el “calabozo”, una especie de celda aislada cuando se exceden en su comportamiento. Sin embargo, la historia toma un vuelco con la llegada de Clément Mathieu, músico que se desempeña como docente y quién aplicará métodos no ortodoxos en su enseñanza los que progresivamente irán dando resultados positivos en los chicos.                 Respecto a las temáticas que se abordan en la película, por un lado resaltan los a

La taza rota.

Esa noche había llegado tipo diez, hacía un clima enrarecido, hacía frío, pero sentía calor, quizás no era el tiempo, tal vez era yo, no lo sabía, pero algo pasaba y si bien hasta cierto punto todo parecía normal o aparentaba serlo, algo había cambiado. Llámese intuición, dubitación o sospecha, en aquella casa a la que llegaba a dormir sucedía algo que había desestabilizado y quebrantado la rutina, no era sólo que mi mundo cambiase, sino que la realidad hasta cierto punto superaba la ficción, el tiempo ya no parecía correr a pasos agigantados, sino que incluso se detenía en estática parsimonia, para lo que sólo me bastó observar el reloj que se encontraba en la pared, en la esquina opuesta a la puerta de entrada a la casa y, efectivamente, las horas y minutos en aquel reloj no avanzaban, sino que las manecillas se habían paralizado de por vida, lo pensé unos instantes y no había explicación para ello, salvo que se hubiese quebrado, caído o algo por el estilo, en fin, lo consideré só