Escribir poesía en estos tiempos es desafiar el pudor, la elocuencia y a la vida por unos mendrugos de misericordia que carecen de vida, es blasfemar al olvido. Es un duelo consagrado de mentiras, es buscar la palabra imprecisa que me sabe a verdad, es la rapidez de los dedos que escriben con torpeza lo que la ligereza del pensamiento dicta. Es anclar la prosa al verso, es destruir la fantasía por una sílaba impronunciable, por la palabra destrozada, por los abismos de la memoria, por el tránsito del temperamento que se agita y que clama cambiar de dueño a un viandante que se enamore de sus suspiros, de su locura y lacerante burla de los amigos conocidos, que con una hojarasca se esfumaron de un chasquido, lo que un tiempo fue, hoy es solo tiempo perdido, el cambio de aires y el viento que sopla en contradictorias decisiones para quien busca escaparse de lo cotidiano y refugiarse en la vida que se le escapa a pedazos.
Me relaja mirar el reflejo de la noche por la ventana, mientras escucho música, pienso en ti y el silencio de las estrellas envuelve mi mirada, es como re-encantarme con la poesía de la vida, es dejarse ser sin limitaciones, ni prohibiciones, es como un abrazo a la distancia, es sentir la soledad acompañada, es como estar con quién se extraña sin preocupaciones, sólo con quién amas, la naturaleza, el momento, la compañía, sin necesidad de nada más que el uno del otro, eso es la vida y eso es amar, sin preocuparse de si mañana amanecerá, porque el amanecer está en los ojos del ser amado, en sus angustias y en su felicidad. Amar como se aman la eternidad al firmamento, es estar contigo en cada momento, es volver a escribir poesía sin malograr ningún verso, sin necesidad de la precaria métrica que coarta los sentimientos, pues enamorare es vivir la vida con la frecuencia de los latidos de un corazón consagrado a bullir en imágenes y torbellinos.
Me relaja mirar el reflejo de la noche por la ventana, mientras escucho música, pienso en ti y el silencio de las estrellas envuelve mi mirada, es como re-encantarme con la poesía de la vida, es dejarse ser sin limitaciones, ni prohibiciones, es como un abrazo a la distancia, es sentir la soledad acompañada, es como estar con quién se extraña sin preocupaciones, sólo con quién amas, la naturaleza, el momento, la compañía, sin necesidad de nada más que el uno del otro, eso es la vida y eso es amar, sin preocuparse de si mañana amanecerá, porque el amanecer está en los ojos del ser amado, en sus angustias y en su felicidad. Amar como se aman la eternidad al firmamento, es estar contigo en cada momento, es volver a escribir poesía sin malograr ningún verso, sin necesidad de la precaria métrica que coarta los sentimientos, pues enamorare es vivir la vida con la frecuencia de los latidos de un corazón consagrado a bullir en imágenes y torbellinos.
Texto escrito por José Chamorro el 11 de septiembre del 2017.
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