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El acto de transformar. (13 enero 2014). Recuperado.


El acto de transformar los espacios, es dejar el pasado vivido atrás, la huella de los días de nuestra existencia, el calendario y sus hoja alicaídas, por un nuevo lugar en el cual habitar, donde se renuncia a lo vivido, para comenzar una nueva etapa, reinventarte, replantearte y empezar un nuevo proyecto, así como un año se ha ido, es el comienzo de otro ciclo y expectativas para compartir, para crear un camino, para abrir ventanas a un nuevo tiempo, a reiniciar los sueños, la singularidad y el temple de quién está dispuesto a poner la vida en el botón de marcha. Objetos que traen a la memoria un recuerdo lejano, guardados en cajoneras enterradas de memoria desbordante, me hacen pensar en el foco de nuestra percepción, ya que aquello en lo que focalizamos nuestros sentidos es lo que hacemos nuestro, con la palabra, con la visión, con el tacto, en fin con lo sensorio y extrasensorio, aquello que percibimos y que nos permite adquirir mayor fuerza. Si centramos nuestra atención en una persona, su vida ya no nos es desconocida, ni pasa desapercibida frente a nuestros ojos, su propia vida, traducida en su mirada es ya parte de la nuestra, en esos segundos que lo dicen todo, de sostenerse en la mirada del otro, en querer revivirse, recontemplarse, en la inmaterialidad de un sentimiento tangible, en el ser amado, con aquél que decidimos hacer de mi espacio, su espacio, una vida en común.

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