El destino puede ser nuestro próximo paso a dar, habida cuenta de que podemos darlo en falso, no obstante, la vida es para cometer errores y aciertos, así que siempre es preferible dar un paso al frente y no al costado, con la frente en alto, creando y forjando nuestro camino, el que sin duda alguna determinará nuestro destino.
Claro está que éste se hace a diario, en nuestra próxima decisión, en lo que decidimos hacer a cada momento, pero lo que no necesariamente debe ser único y repetitivo, pues cada amanecer es un día nuevo para hacer alguna actividad que nos hayamos propuesto o quizás a veces improvisar de lleno, desde salir con algún conocido de la vida, conocer a otras personas, ojear un buen libro, escuchar música o simplemente ser feliz haciendo lo que nos apasiona, conociendo y reconociénodonos en los lugares y paisajes, en las personas que ahora están en nuestra vida y las que nos han acompañado en estos intrincados senderos, con vueltas y volteretas a raudales y quién sabe, tal vez nos encontremos con nosotros mismos, con quiénes fuimos ayer y con quién seremos mañana, dándole un apoyo, por último un aliento de vitalidad y ánimo para que continúe su tarea, a veces impuesta o autoimpuesta de lo que es aprender a vivir una existencia.
Este atardecer lo contemplo desde mi ventana, de un cuarto piso de apartamento. Es una vista privilegiada con aire fresco, silencio y árboles por doquier que inspiran a cualquiera que lo desee; hay que estar agradecido de la vida en todo momento, por lo que nos toca vivir y ver, por ello aprovecho al máximo a quiénes comparten conmigo parte de su visión de mundo de su ser y por qué no, ser junto a otro, simplemente compartiendo ese hálito vital de hacer algo y seguir viviendo, no detenerse, estar en el flujo de la vida, con nuestra energia física y mental y canalizar las experiencias del día a día, pues no nos queda más que seguir viviendo y ser conscientes en cada latido de que vivimos por un motivo y que aunque atravesemos absortos una calle en nuestros pensamientos, nada nos debe impedir cumplir nuestro cometido, gota a gota, sudor tras sudor, con la energía que fluye por nuestras venas, pues es lo que nos caracteriza, nuestro sello intrínseco, lo que somos, lo que fuimos y lo que seremos.
A veces la perspectiva de la vida es como mirar desde el marco de una ventana, sólo vemos y percibimos lo que queremos ver, lo ideal y placentero ante nuestros ojos, pero somos más que eso y la suma de nuestra vida es la sumatoria de experincias vividas, contempladas y compartidas, a veces tan sólo basta escuchar, sentir, pero no dormirmos en los laureles, irradiar con el sol que nos ilumina en ese despertar, esta noche me acompañan tazas de café y mis pensamientos a la deriva, medito sobre ciencia ficción y lo vividos en estos últimos días, sé que el último pensamiento del día debe ser positivo, para así iniciar en una marcha rauda al siguiente, con los objetivos claros y que al llegar la noche, nuestras energías declinan, pero depende de nosotros y de nadie más haberla canalizado sin dispersarla y aprovecharla para crear magnetismo y fuente de libertad, sabiduría y vida. Quizás soy feliz, ésa es la meta cúlimne del ser humano, tengo todo lo que necesito a mi lado, mis cinco sentidos intactos, mis libros, unas lumbreas, alimentos y compañía, no me resta más que ser feliz, aunque la soledad siempre es una manera tentativa de ver la vida.
A las memorias de un solitario escritor tardes de marzo, Santiago 16-18/3/2014
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