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reflexiones para el año nuevo 2018.



Este año que se va 2017, ha sido un año de aprendizaje colaborativo, aprender que enfocarse y trabajar en solitario es una buena manera de lograr proyectos, sin embargo, el trabajar junto a otros permite mayores satisfacciones, pues la felicidad por los logros es compartida y en caso contrario, el esfuerzo y las ganas de volver a intentarlo son mayores. Sin duda agradezco todas las vivencias de este año, el llevar a buen puerto mi carrera profesional y cerrar un ciclo que hace ocho años estaba inconcluso. Aunque el título no necesariamente cambia la vida, sí permite entregar mucho  más a la sociedad. La docencia, el ser profesor en una sociedad tan compleja como lo es el siglo XXI, se convierte en un desafío para los próximos años, pero que con tesón, así como la perseverancia por lograr los objetivos me permitirá salvaguardar con éxitos los obstáculos.

Este año de igual manera publiqué mi primer libro, el poemario “Arte poética: Los tormentos del escritor”, el que se convirtió en una catarsis de experiencias enriquecedoras, me permitió viajar a otros lugares, compartir con otras personas que se encuentran en aquella búsqueda que todo escritor emprende para dejar una huella en la sociedad, un cambio que nos permite dejar este mundo mejor de lo que lo recibimos. La literatura es el camino que deseo seguir a la par con poder enseñarla y transmitir a otros la pasión que me invade a diario por crear y aprender de otras personas, vivencias y autores. Fueron innúmeros los encuentros literarios, viajes y actividades culturales, sin duda alguna fue un año de expansión de horizontes, intercambio de ideas y perspectivas, así como compartir y conocer a otros actores de la cultura que con igual convicción crean a diario y buscan hacer de este mundo un lugar mejor.


José Patricio Chamorro.
Chillán, 31 diciembre 2017

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