Un ángel furibundo descendió esta noche oscura, ausente de luna llena.
Menguante, misterioso, surge su placer aletargado en sueños diurnos de semihombre.
Volvió su mirada sobre la silueta de mi muslo contraído de pulsiones amatorias.
Carnalmente nos humanizamos mutuamente como amantes reencontrados con los años.
Guardarán nuestras caricias, el secreto más profano entre un poeta y un ángel caído en tentación.
Menguante, misterioso, surge su placer aletargado en sueños diurnos de semihombre.
Volvió su mirada sobre la silueta de mi muslo contraído de pulsiones amatorias.
Carnalmente nos humanizamos mutuamente como amantes reencontrados con los años.
Guardarán nuestras caricias, el secreto más profano entre un poeta y un ángel caído en tentación.
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