Cada
día es un regalo que nos invita a explorar, sentir y amar. No son los años
vividos los que nos hacen más o menos sabios, ni mucho menos sensatos; más bien
cuando logramos conectarnos con la esencia de lo que somos es cuando realmente comenzamos
a vivir. A mis 33 años y a vísperas de un nuevo año que comienza, considero que
ese redescubrirse solo se logra si escuchamos nuestra voz interior con calma,
paciencia, sobre todo con nosotros mismos y con los mil y un errores que
posiblemente seguiremos cometiendo. Estamos en esta existencia para aprender a
disculparnos; quizás sea la autocompasión y el perdón propio lo más cercano al
amor. ¿Se puede vivir acaso sin amarse a sí mismo? El redescubrirse en un
gesto, en una mirada, incluso en los silencios es la antesala a lo poética que
puede resultar la vida si prestamos atención a los detalles y nos conectamos
con el tiempo presente.
El
pasado y el futuro solo son la instantánea de un momento de nuestra vida, mas
lo que realmente somos es el reconectarnos en una temporalidad en la que el
estar en un aquí y en un ahora se genera la posibilidad de ser quiénes
deseemos, perfilar nuestra identidad sin limitarnos al anclaje de lo vivido y
en la incertidumbre de las posibilidades.
José
Chamorro, 29 de diciembre del 2024, Copiapó.
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