Aquella primera vez nos marcó hondamente Tus caricias me remontaron a épocas pretéritas Nos amamos como nunca nadie se ha amado Probamos una y mil veces el fruto prohibido Desafiando las tempestades y huracanes apocalípticos. Recorrimos innumerables montañas y volcanes Consumiéndonos en las ardientes llamas de la pasión Llenamos los vacíos del tiempo con nuestro armónico tacto Nos unimos en los templados jardines del edén Purificamos nuestro deseo en un clamor extasiado Arrumándonos al silencio y su cálido halo. Nos besamos bajo las arcaicas estrellas del universo Amanecíamos a la espera del frío rocío del alba Desembocando en Amor entre ríos Amándote desde antes Consumiéndonos en amoríos como amantes Rodeados de sonoras y gélidas gotas invernales De un amor que ha sobrevivido diluvios universales.
El monte parnaso es el olimpo de los simbolistas No soy iconoclasta ni falso adorador de egolatrías Enamórate de la soleada claridad del día Invierte el tiempo, traspasa generaciones Sumérgete en la torre de marfil, lee, escucha y escribe lo que ves No te calles, lo peor que puedes hacer es silenciarte Tan sólo entra y serás bienvenido en mi torre de marfil No preguntes por mi nombre, ya lo sabrás de antemano Sólo sé tú, sigue tu camino y me encontrarás, si me estás buscando.