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Hoy descubrí.



            
          Hoy descubrí que el capitalismo, el neoliberalismo se nos ha metido hasta las entrañas, hoy fui parte de sus garras, me atrapó en el consumismo hedonista y materialista del siglo XXI, cuyo símbolo característico son los mall, me vi envuelto en las interminables filas y horas desperdiciadas a la luz del malestar social que ello representa, en sí me fijé en el cansancio de las personas, en la monótona rutina de trabajar, ganar dinero, comprar. Esa especie de continuum cíclico que se extiende ad infinitum, siendo precisamente el mismo que nos acompañará toda nuestra vida, que no cambiará en lo más mínimo, mientras nos rijamos por aquel abominable sistema, que manipula hasta el más mínimo detalle de ésta, vivimos de una felicidad efímera, transmutable por dinero, valores trastocados, que padece de síndromes como la delincuencia, el asesinato, el maltrato y el enajenamiento individual y social, pues efectivamente una de las paradojas que más se percibe es aquella vinculada con la sobrepoblación social y mundial, que pese a ello, en tanto individuos, continuamos siendo solos, quizá a veces convivimos con los demás, es inevitable, somos seres gregarios, sin embargo, la tendencia es al aislamiento social, vivir nuestro metro cuadrado, que tal como se ha venido gestando en los últimos años, al parecer está dando una vuelta de tuerca, pues hemos pasado del eminente siglo existencial-individualista que fue el siglo XX, al siglo de la unión, de la lucha social y colectiva en búsqueda de un bien común, como ha sido la educación, para ejemplificarlo.

            No obstante, ¿cambiará el sistema?, ¿acaso servirá de algo que lo cambiemos? Lamentablemente o quizás no tanto, actualmente me embarga una visión pesimista al respecto, ya que no creo en lo absoluto que podamos cambiarlo, tal vez sí unos pocos, pero la sociedad seguirá su transitar terrenal, a veces mitigando los dolores como se suele decir con el “opio del pueblo”, que es la religión, otras con los abanderamientos políticos, mas al fin y al cabo, ¿qué importa? Al parecer lo fundamental son sólo poder subsistir y vivir relativamente tranquilos, pues ya no vivimos en un siglo de absolutos, de hecho me parece que el absolutismo fue una ilusión, en tanto vivimos en sociedad, pese a lo jerarquizada que ésta sea, puesto que el punto de vista de cada persona variará respecto a lo que vive y a los valores de ésta. Es decir, que incluso los que entendemos por valores, ya sea la justicia, la igualdad, entre otros, se han relativizado. Probablemente llegaremos al abatimiento social y el decadentismo, que ya se viene pronunciando tanto estética como artísticamente, mas no sé si la crítica social servirá de algo, más que para develar aquello que todos sabemos, que el sistema está mal de raíz, que el  mundo es un caos, un desorden, una desestabilización. En fin, hoy descubrí que no quiero una felicidad hedonista, que estudio letras, no para evadir la realidad, sino que para darme un respiro ante ella, para cambiar mi entorno y ¿qué le vamos hacer? Llevo muchos años luchando contra-corriente, unos cuantos más no le vienen mal a nadie, seguiré letras e incluso tal vez me vuelva filósofo, si es que ya no lo soy y viviré para repensar la sociedad en la que vivimos, más que mal me tocó nacer en Chile, país donde las cosas por hacer se prologan eternamente.

Comentarios

  1. Bienvenido a la posmodernidad. Disfrute la visita. No saque manos ni pies fuera del recorrido, puede ser peligroso. Muchas gracias por su cooperación =D.

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