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Síntesis: Curso de Lingüística General; Ferdinand de Saussure.

Introducción:


Capítulo I: Ojeada a la historia de la lingüística.

Ø      La lingüística antes de constituirse como ciencia, ha pasado por 3 fases  sucesivas.

Ø      1º: se conformó la “gramática”: su propósito es dar reglas para distinguir las formas correctas de las formas incorrectas; es una disciplina normativa, muy alejada de la pura observación, y su punto de vista es necesariamente estrecho.
Inicios: griegos – Continuación: franceses.

Ø      2º: Apareció la filología:

Primeros inicios: Escuela filológica alejandrina – Concepción actual: Movimiento científico creado por Friedrich August Wolf a partir de 1777.

Filología: quiere sobre todo fijar, interpretar, comentar los textos; este primer estudio la lleva a ocuparse también de la historia literaria, de las costumbres, de las instituciones, etc.; en todas partes usa el método que le es propio, que es la crítica.

La crítica filológica falla en un punto: en que se atiene demasiado servilmente a la lengua escrita y olvida la lengua viviente; por lo demás, la antigüedad grecolatina es la que la absorbe casi por entero.

Ø      3º: Filología comparada o Gramática comparada:

(† 1794) William Jones: Relacionó primeramente en una misma familia de lenguas, el griego, el latín, sánscrito y germánico.

1816: En una obra titulada Sistema de la conjugación del sánscrito, Franz Bopp estudió las relaciones que unen el sánscrito con el germánico, el griego, el latín, etc.

Es muy dudoso que Bopp hubiera podido crear su ciencia —por lo menos tan pronto— sin el descubrimiento del sánscrito. Esta lengua, al llegar como tercer testimonio junto al griego y el latín, le proporcionó una base de estudio más amplia y más sólida; y esa ventaja se encontró aumentada por la circunstancia por suerte inesperada, de que, el sánscrito está en condiciones excepcionalmente favorables para aclarar esta comparación.

Lingüistas del paradigma comparado: *Bopp (aportes ya mencionados).
*Jacob Grimm: Fundador de los estudios germánicos (su Gramática alemana se publicó de 1822 a 1836).
*Pott: Cuyas investigaciones etimológicas pusieron en manos de los lingüistas una vasta suma de materiales.
*Kuhn: Cuyos trabajos se ocupaban a la vez de la lingüística y de la mitología Comparada.
*Benfey y Aufrecht. (Indianistas).
*Max Müller: Popularizó los estudios comparados, con sus brillantes disertaciones (Lecciones sobre la ciencia del lenguaje, 1861, en inglés); pero ciertamente no pecó por exceso de conciencia.
*Curtius: filólogo distinguido, conocido sobre todo por sus Principios de etimología griega (1879), fue uno de los primeros en reconciliar la gramática comparada con la filología clásica.
*Schleicher: Fue el primero que intentó codificar los resultados de las investigaciones parciales. Su Compendio de gramática comparada de las lenguas indogermánicas (1861) es una especie de sistematización de la ciencia fundada por Bopp. Este libro, que prestó grandes servicios durante largo tiempo, es el que mejor evoca la fisonomía de la escuela comparatista, la cual en verdad constituye el primer período de la lingüística indoeuropea.

Fallas: *El primer error, y el que contiene en germen todos los otros, es que en sus investigaciones —limitadas por lo demás a las lenguas indoeuropeas— nunca se preguntó la gramática comparada a qué conducían las comparaciones que establecía, qué es lo que significaban las relaciones que iba descubriendo. Fue exclusivamente comparativa en vez de ser histórica. Sin duda la comparación es la condición necesaria para toda reconstrucción histórica; pero, por sí sola, no permite llegar a conclusiones. Y las conclusiones se les escapaban a los comparatistas, tanto más cuanto que consideraban el desarrollo de dos lenguas como un naturalista lo haría con el cruzamiento de dos vegetales.

*Este método exclusivamente comparativo implica todo un conjunto de concepciones erróneas que en nada corresponden a la realidad y que son extrañas a las verdaderas condiciones de todo lenguaje. Se consideraba la lengua como una esfera particular, un cuarto reino de la naturaleza; de ahí ciertas maneras de razonar que habrían chocado en cualquiera otra ciencia.

1836 – 1838: Los estudios románicos inaugurados por Diez —su Gramática de las lenguas romances — contribuyeron particularmente a acercar la lingüística a su objeto verdadero.

1870: Se planteó la cuestión de cuáles son las condiciones de la vida de las lenguas. Se advirtió entonces que las correspondencias que las unen no son más que uno de los aspectos del fenómeno lingüístico, que la comparación no es más que un medio, un método para reconstruir los hechos.

1875: Un primer impulso se debió al americano Whitney, el autor de La vida del lenguaje.

*Escuela de los neogramáticos (Junggrammatike): cuyos jefes eran todos alemanes: Karl Brugmann, H. Osthoff, los germanistas W. Braune, Eduard Sievers, Hermann Paul, el eslavista Leskien, etc.

Aportes: Su mérito consistió en colocar en perspectiva histórica todos los resultados de la comparación, y encadenar así los hechos en su orden natural. Gracias a los neogramáticos ya no se vio en la lengua un organismo que se desarrolla por sí mismo, sino un producto del espíritu colectivo de los grupos lingüísticos. Al mismo tiempo se comprendió cuán erróneas e insuficientes eran las ideas de la filología y de la gramática comparada. Sin embargo, por grandes que sean los servicios prestados por esta escuela, no se puede decir que haya hecho la luz sobre el conjunto de la cuestión, y todavía hoy los problemas fundamentales de la lingüística general aguardan solución.

Capítulo II: Materia y tarea de la lingüística. Sus relaciones con las ciencias conexas.

*La materia de la lingüística, está constituida por todas las manifestaciones del lenguaje humano.

La tarea de la lingüística será:

a) Hacer la descripción y la historia de todas las lenguas de que pueda ocuparse, lo cual equivale a hacer la historia de las familias de lenguas y a reconstruir en lo posible las lenguas madres de cada familia.
b) Buscar las fuerzas que intervengan de manera permanente y universal en todas las lenguas, y sacar las leyes generales a que se puedan reducir todos los fenómenos particulares de la historia;
c) Deslindarse y definirse ella misma. (Metalenguaje).

*La lingüística tiene que diferenciarse cuidadosamente de la etnografía y de la prehistoria, donde el lenguaje no interviene más que a título de documento; tiene que distinguirse también de la antropología, que no estudia al hombre más que desde el punto de vista de la especie, mientras que el lenguaje es un hecho social. Pero ¿tendremos entonces que incorporarla a la sociología?, ¿Qué relaciones existen entre la lingüística y la psicología social? En el fondo todo es psicológico en la lengua, incluso sus manifestaciones materiales y mecánicas, como los cambios fonéticos.

*Las conexiones de la lingüística con la fisiología no son tan difíciles de desenredar: la relación es unilateral, en el sentido de que el estudio de las lenguas pide aclaraciones a la fisiología de los sonidos, pero no se las proporciona a su vez. En todo caso, la confusión entre las dos disciplinas es imposible: lo esencial de la lengua —ya lo veremos— es extraño al carácter fónico del signo lingüístico.

*En cuanto a la filología, es netamente distinta de la lingüística, a pesar de los puntos de contacto de las dos ciencias y de los servicios mutuos que se prestan.

¿Cuál es la utilidad de la lingüística?

*Es evidente, por ejemplo, que las cuestiones lingüísticas interesan a todos cuantos —historiadores, filólogos, etc. — tienen que manejar textos. Más evidente todavía es su importancia para la cultura general: en la vida de los individuos y la de las sociedades no hay factor tan importante como el lenguaje. Sería inadmisible que su estudio no interesara más que a unos cuantos especialistas: de hecho, todo el mundo se ocupa del lenguaje, poco o mucho; pero —consecuencia paradójica del interés que se le presta— no hay terreno donde hayan germinado más ideas absurdas, prejuicios, espejismos, ficciones. Desde el punto de vista psicológico, esos errores no son desdeñables; pero la tarea del lingüista es ante todo la de declararlos y disiparlos tan completamente como sea posible.

Capítulo III: Objeto de la lingüística.

1º: Definición de lengua: la lengua no es más que una determinada parte del lenguaje, aunque esencial. Es a la vez un producto social de la facultad del lenguaje y un conjunto de convenciones necesarias adoptadas por el cuerpo social para permitir el ejercicio de esa facultad en los individuos. La lengua, es una totalidad en sí y un principio de clasificación. En cuanto le damos el primer lugar entre los hechos de lenguaje, introducimos un orden natural en un conjunto que no se presta a ninguna otra clasificación.

Lenguaje: Es multiforme y heteróclito; a caballo en diferentes dominios, a la vez físico, fisiológico y psíquico, pertenece además al dominio individual y al dominio social; no se deja clasificar en ninguna de las categorías de los hechos humanos, porque no se sabe cómo desembrollar su unidad.

*Lejos de preceder el objeto al punto de vista, se diría que es el punto de vista el que crea el objeto, y, además, nada nos dice de antemano que una de esas maneras de considerar el hecho en cuestión sea anterior o superior a las otras. Ej: palabra “desnudo” y los respectivos puntos de vista de cada observador.

El fenómeno lingüístico es bifaz: (posee dos ámbitos o caras).

1º: Las sílabas que se articulan son impresiones acústicas percibidas por el oído, pero los sonidos no existirían sin los órganos vocales; así una n, no existe más que por la correspondencia de estos dos aspectos. No se puede, pues, reducir la lengua al sonido, ni separar el sonido de la articulación bucal; a la recíproca, no se pueden definir los movimientos de los órganos vocales si se hace abstracción de la impresión acústica.

2° Pero admitamos que el sonido sea una cosa simple: ¿es el sonido el que hace al lenguaje? No; no es más que el instrumento del pensamiento y no existe por sí mismo. Aquí surge una nueva y formidable correspondencia: el sonido, unidad compleja acústico-vocal, forma a su vez con la idea una unidad compleja, fisiológica y mental.

3° El lenguaje tiene un lado individual y un lado social, y no se puede concebir el uno sin el otro.

4° En cada instante el lenguaje implica a la vez un sistema establecido y una evolución; en cada momento es una institución actual y un producto del pasado. Parece a primera vista muy sencillo distinguir entre el sistema y su historia, entre lo que es y lo que ha sido; en realidad, la relación que une esas dos cosas es tan estrecha que es difícil separarlas. ¿Sería la cuestión más sencilla si se considerara el fenómeno lingüístico en sus orígenes, si, por ejemplo, se comenzara por estudiar el lenguaje de los niños? No, pues es una idea enteramente falsa ésa de creer que en materia de lenguaje el problema de los orígenes difiere del de las condiciones permanentes. No hay manera de salir del círculo.

*El objeto de la lingüística, desde esta perspectiva, se nos presenta como un montón de cosas confusas y sin trabazón. Ocasionando un enlace interdisciplinario, producto de la indistinción del objeto de estudio, por ejemplo,  vincularlo con la —psicología, antropología, gramática normativa, filología, etc. —

*Solución: hay que colocarse desde el primer momento en el terreno de la lengua y tomarla como norma de todas las otras manifestaciones del lenguaje.

==) A este principio de clasificación se podría objetar que el ejercicio del lenguaje se apoya en una facultad que nos da la naturaleza, mientras que la lengua es cosa adquirida y convencional que debería quedar subordinada al instinto natural en lugar de anteponérsele.

*respuesta: En primer lugar, no está probado que la función del lenguaje, tal como se manifiesta cuando hablamos, sea enteramente natural, es decir, que nuestro aparato vocal esté hecho para hablar como nuestras piernas para andar. Además, la lengua es una convención y la naturaleza del signo en que se conviene es indiferente. La cuestión del aparato vocal es, pues, secundaria en el problema del lenguaje.

*Lenguaje articulado: En latín articulus significa 'miembro, parte, subdivisión en una serie de cosas'; en el lenguaje, la articulación puede designar o bien la subdivisión de la cadena hablada en sílabas, o bien la subdivisión de la cadena de significaciones en unidades significativas; este sentido es el que los alemanes dan a su gegliederte Sprache. Ateniéndonos a esta segunda definición, se podría decir que no es el lenguaje hablado el natural al hombre, sino la facultad de constituir una lengua, es decir, un sistema de signos distintos que corresponden a ideas distintas.

*Broca ha descubierto que la facultad de hablar está localizada en la tercera circunvolución frontal izquierda: también sobre esto se han apoyado algunos para atribuir carácter natural al lenguaje.

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