Ir al contenido principal

Notas en la micro y recorrido por Santiago, Nº 4.





Hoy 20 de abril escribiré de manera muy poco ad hoc al ámbito literario, más bien recordaré de manera lisa y llana, un poco de lo que he observado, sí bien sé que cada persona está luchando día a día por su subsistencia relativamente tranquila en este mundo de absurdos y sin-sentidos. Básicamente lo veo reflejado en una situación paradójica, donde lo que aprecié fue lo siguiente: Me dirigía a un centro médico X, lo cual me hizo tener que tomar y escoger un imbricado sistema de la locomoción colectiva, ante lo cual ya me estoy habituando, sobretodo a circunstancias un tanto extrañas que me conllevan a creer no en el azar, sino que en el destino, pues me encontré con una joven más o menos de mi edad con la que me vine conversando durante todo el camino, al principio hablamos de la vida de cada uno, hacia dónde iba yo, dónde estudiaba ella, etc, ahí nos dimos cuenta que ambos éramos de la Chile, lo cual no fue casual, inclusive teníamos conocidos en común. Por otra parte, a medida que avanzaba el trayecto de la micro, cambiamos de tópico de la conversación, pues yo me referí fundamentalmente al monólogo de una mujer muy luchadora y al parecer de etnia mapuche, quien abogaba por los derechos de su pueblo, por lo que pasaba con ellos, por la discriminación, el racismo, entre otros, además de relatar algunas anécdotas y de señalar que el gobierno al reconocía como oradora, ahí le saqué el tema de qué pensaba ella sobre los temas que decía aquella mujer y me contó firmemente que ella avalaba aquellas posturas, aunque claro, yo le dije, que a veces no eran los mejores métodos para hacerlo, no obstante, era estrictamente necesario, para remecer un tanto a las personas.

            Después, al despedirnos, sentí que probablemente nos volveríamos a ver, pero me quedé con su recuerdo, su figura femenina, su encanto y jovialidad. Luego, durante la tarde me paseé por el parque forestal de Santiago centro, vi a numerosas parejas compartiendo momentos juntos, niños corriendo, grupos un tanto góticos, mientras yo iba caminando observando cada detalle, hasta que llegué al museo de Bellas artes y a la 1ª persona que pasó a mi lado, le pedí que me tomara unas fotos, casi parecía un extranjero, pero lo más extraño de todo, que pese a que en esta ciudad circulan más de 6 millones de personas, siempre me encuentro con alguien que conozco y efectivamente así fue, es otra de las tantas paradojas que no me explico, quizá nuevamente esta singularidad se deba al destino, en fin, luego caminé hasta la plaza de armas, donde aún sigo desencajando, ya que la cantidad de improperios que se dicen me abruma en verdad, los malos tratos, la gente gritándose y más aún que se reúna un conglomerado más o menos amplio para escuchar a unos tipos insultándose y burlándose, sinceramente me sigue pareciendo peor que el circo romano, pero así está la cosa y qué decir de cuando pasé a la catedral, ésta sí que estaba chabacanizándose,  lo sagrado y lo profano se hacían uno, más que mal hoy todo se mezcla y quizá ése es un signo de la sociedad actual.

Comentarios

Entradas populares de este blog

"La Hormiga", Marco Denevi (1969).

A lo largo de la historia nos encontramos con diversas sociedades, cada una de ellas con rasgos distintivos, de este modo distinguimos unas más tolerantes y otras más represivas. No obstante, si realizamos un mayor escrutinio, lograremos atisbar que en su conjunto poseen patrones en común, los cuales se han ido reiterando una y otra vez en una relación de causalidad cíclica, que no es más que los antecedentes y causas que culminan en acontecimientos radicales y revolucionarios para la época, los que innumerables veces marcan un hito indeleble en la historia. Lo anteriormente señalado ha sido un tema recurrente en la Literatura universal, cuyos autores debido al contexto histórico en el cual les ha tocado vivir, se han visto motivados por tales situaciones y han decidido plasmar en la retórica sus ideales liberales y visión en torno a aquella realidad que se les tornaba adversa. Un ejemplo de ello es el microrrelato “La Hormiga”, cuyo autor es Marco Denevi, del cual han surgido

Ensayo, “Los chicos del coro, una película que cambiará nuestra mirada hacia la pedagogía”.

En la película, los chicos del coro, vemos una realidad de un internado ambientado en la Francia de 1949, bajo el contexto de la posguerra. Esta institución se caracteriza por recibir a estudiantes huérfanos y con mala conducta, que han vivido situaciones complejas en términos de relaciones interpersonales, pues muchos de ellos han sido abandonados o expulsados de otras instituciones. Con el fin de reformarlos el director del internado Fond de I’ Etang (Fondo del estanque), aplica sistemas conductistas de educación, sancionadores y represores como encerrarlos en el “calabozo”, una especie de celda aislada cuando se exceden en su comportamiento. Sin embargo, la historia toma un vuelco con la llegada de Clément Mathieu, músico que se desempeña como docente y quién aplicará métodos no ortodoxos en su enseñanza los que progresivamente irán dando resultados positivos en los chicos.                 Respecto a las temáticas que se abordan en la película, por un lado resaltan los a

La taza rota.

Esa noche había llegado tipo diez, hacía un clima enrarecido, hacía frío, pero sentía calor, quizás no era el tiempo, tal vez era yo, no lo sabía, pero algo pasaba y si bien hasta cierto punto todo parecía normal o aparentaba serlo, algo había cambiado. Llámese intuición, dubitación o sospecha, en aquella casa a la que llegaba a dormir sucedía algo que había desestabilizado y quebrantado la rutina, no era sólo que mi mundo cambiase, sino que la realidad hasta cierto punto superaba la ficción, el tiempo ya no parecía correr a pasos agigantados, sino que incluso se detenía en estática parsimonia, para lo que sólo me bastó observar el reloj que se encontraba en la pared, en la esquina opuesta a la puerta de entrada a la casa y, efectivamente, las horas y minutos en aquel reloj no avanzaban, sino que las manecillas se habían paralizado de por vida, lo pensé unos instantes y no había explicación para ello, salvo que se hubiese quebrado, caído o algo por el estilo, en fin, lo consideré só