Se
puede adquirir todo cuanto queramos en la vida, renombre, prestigio social,
autos, propiedades y hasta títulos; se puede viajar por el mundo, conocer
diversas ciudades y destinos. En fin, se puede cumplir todo lo que nos
propongamos y pensemos. Pues todo lo que hagamos y logremos en esta vida, no es
nada más y nada menos que la extensión de nuestros pensamientos. Inclusive los
grandes inventos de la humanidad, han surgido para hacer más llevadera la vida
misma, desde la creación de la rueda, hasta ampolletas, teléfonos,
computadoras, que por otro lado, terminan convirtiéndose en inventos que
justifican las convenciones sociales.
De
lo único que estoy seguro en esta vida
es que el pensamiento nos hace libres, que podemos escribir, pensar
donde queramos y estemos –me encuentro escribiendo en un terminal de buses.-
Podemos hacerlo en cualquier confín del mundo, pero ni aun la sumatoria de
objetos que obtengamos, experiencias que tengamos y personas que conozcamos en
nuestras vidas, nos garantizan la felicidad. Vale decir, en definitivas
cuentas, no existe fórmula alguna, más que el vivir mismo.
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