“Posmodernismo
o la Lógica del Capitalismo Tardío.” (Fredric Jameson).
“No voy a tratar de resolver ninguno de estos
problemas: En cambio, voy a reinstalar las aproximaciones y perspectivas, acerca
del historicismo, al cual me he referido, mediante un cierto mito, el cual he
encontrado útil, para caracterizar la naturaleza, de la producción cultural
contemporánea (Posmodernista) y también, para posicionar sus variadas
proyecciones teóricas.
Había
una vez en el amanecer del capitalismo y de la sociedad de clase media, la
emergencia de algo, llamado el signo, el cual parecía mantener relaciones no
problemáticas con su referente. Este apogeo inicial del signo –el momento del
lenguaje literal o referencial o de los planteamientos no problemáticos del así
llamado discurso científico- llegó a existir debido a la corrosiva disolución
de formas más antiguas de un lenguaje mágico, gracias a una fuerza la cual
llamaré de reificación, una fuerza cuya lógica, es una de implacable separación
y disyunción, de especialización y racionalización, de una división del trabajo
a la manera de Tylor en todos los ámbitos. Desafortunadamente, esa fuerza –la
cual trajo la tradicional referencialidad a la existencia- continuó sin cesar,
llegando a ser la propia lógica del capital mismo. Así, éste es el primer
momento de decodificación o de realismo, no puede permanecer más; mediante una
reversión dialéctica, entonces ella misma, correspondientemente llega a ser el
objeto de la fuerza corrosiva de la reificación, para lo cual entra en la
dimensión del lenguaje para desunir el signo con respecto al referente. Dicha
separación, no logra abolir completamente al referente, o el mundo objetivo, o
realidad, la cual todavía continúa manteniendo una débil existencia en el
horizonte como una estrella que se encoge o una enana roja. Pero su gran
distancia, con respecto al signo, le permite a éste, entrar en un momento de
autonomía, de una existencia utópica relativamente de libre flotación, como
contrastada con respecto a sus anteriores objetos. Ésta autonomía de la
cultura, ésta semi-autonomía del lenguaje, es el momento del modernismo, y de
una dimensión de lo estético, la cual duplica el mundo sin estar conjuntamente
con él, ganando en consecuencia un cierto poder negativo o crítico, pero
también, una cierta futilidad fuera del mundo. Pero más aún la fuerza de
reificación, la cual fue responsable por este nuevo momento, no se detiene aquí
tampoco: en otra etapa, superior, (acontece), un tipo de reversión de la
cantidad en calidad, y la reificación penetra el signo mismo y separa el
significante del significado. Ahora la referencialidad y la realidad
desaparecen conjuntamente, e incluso la significación –el significado- es
problematizado. Sólo nos quedamos con ese juego puro y azaroso de significantes
que nosotros llamamos posmodernismo, el cual ya no produce más obras
monumentales del tipo modernista, sino que incesantemente baraja una y otra vez
los fragmentos de textos pre-existentes, los bloques constitutivos de una
producción cultural y social más antigua en
una nueva y superior mezcla: meta-libros los cuales canivalizan otros
libros, meta-textos los cuales integran fragmentos de otros textos –tal es la
lógica del posmodernismo en general, la cual encuentra una de sus formas
auténticas más fuertes y originales en
el nuevo arte del video experimental.-“.
*Leer a Foucault:
“El orden del discurso.” (60 pág. Aprox.).
*Leer a Bajtín (Ruso) y Lacan (francés).
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