La vida es tan
extraña que cada día me sorprende, escribo para no olvidar, para permanecer en
el recuerdo. Tantas personas que fluyen por nuestras vidas en el cotidiano
devenir, existimos por una razón y quizás la más importante de todas, para “ser
felices”, aunque a veces éste es un estado ilusorio, inclusive en el último
tiempo más bien pienso que la felicidad es un estado mental, al igual que
cuanto todo lo que nos ocurre en nuestra vida, pues de ese modo creamos nuestra
vida, es decir, la sociedad es un constructo mental, al igual que todo aquello
que nos rodea. Por otra parte, la felicidad o quizás habrá que hablar de mejor
modo de infelicidad, a ratos surge producto de un inconformismo o necesidad no
satisfecha, ¿pero en el momento que la satisfagamos, tampoco somos felices?,
además hasta qué punto podemos ser felices, cuando se plantea que estamos
preparados, hasta condicionados para el fracaso. La felicidad se vuelve casi
una probabilidad sujeta al fracaso o al éxito, que después de ese momento
exacto se vuelve a desvanecer. Ilusiones.
El amor igualmente es un sentimiento extraño,
cada persona es única e individual, en cada respiro, en cada pensamiento y
circunstancia dejamos un halo tras nosotros, una parte de nuestra esencia y
sentir, por ello para mí la escritura es tan relevante, son experiencias,
vivencias irrecuperables, tal cual el tiempo, el ayer yace desvanecido, sólo
quedan hojas de papel marchitándose en la memoria de tiempos ya idos.
A veces prefiero la soledad, pues cada vez que
ingresa una persona a nuestra vida, nos damos de frentón con su subjetividad,
es decir, con su mundo interior, que a veces si a nosotros mismos nos parece
vivir en un caos permanente o como diría Nietzsche, con nuestros propios demonios,
qué queda al convivir con otro, por ello a veces de vez en cuando a mis 21 años
prefiero adoptar una actitud enajenadora, que me retraiga en mis pensamientos y
así poder ser libre y ejecutar mi libre albedrío, tal cual mi voluntad, de esta
forma la felicidad no necesariamente se logra junto a otro, sino que también
podemos ser felices al mantener y estar con nuestra propia esencia, vale decir,
con nuestra individualidad. Así concluyo que entre
más vivo y aprendo de la vida, lo que todos buscan es ser felices; ya sea a
través de la belleza física, del intelecto, de los títulos, de formar una
familia. Pero no es por ser aguafiestas; la felicidad es una
"ilusión", en lo personal yo soy feliz tan sólo porque tengo la
gracia de vivir y poder escribir lo que vivo, siento, veo y capto a través de
mi escritura, quizá habría que corregir
que la felicidad cuando se convierte en necesidad es una "ilusión",
que se cumple al materializarla, pero luego se desvanece. Lo que yo planteo
como felicidad "real", lo que es cuestionable, es más bien la vida misma, que deberíamos ser
felices tan sólo con el hecho de vivir, lo demás es tan sólo añadidura, que
quizás mejora nuestra calidad de vida, pero nada más.
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