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La muerte del poeta sin inspiración.




Ante data al lector: Se sugiere al lector inspirar antes de leer y a continuación, sin detención, con un ritmo vertiginoso, hasta quedar sin respiración, leer cada estrofa como si fuese única. Luego deteniéndose ante cada nueva estrofa, comenzar de nuevo el ejercicio propuesto.


Nacer en la plenitud de la vida, en el ocaso de la muerte
Es como vivir de nuevo los instantes vividos
Es hacer de tu memoria una esponja de promesas idas
Absorber las posibilidades incumplidas


Es reencontrarte con tu alma febril de inocente púber
De quinceañero aletargado en los sueños de juventud
En la juventud de un veinteañero que se inyecta poesía
En los días de nostalgia de la madurez que se avecina


En la cuenta regresiva de la muerte inminente
En los estertores de un poeta maldito ensimismado en su poesía
En las vivencias de un errante, de un poeta itinerante

Ese que fue amante, prologuista de tus besos
Que me sabían a delirios, degustando tus versos
Amándote con el deseo de una imaginación destemplada
Muriéndome en tu regazo a cada segundo que nos distancia


En la primavera de tu nostalgia te convenzo
Te escribo mis versos de imaginación desbordada
En los mares que navegaríamos, en las costas que desembocaríamos
Tu cuerpo sobre el mío, carne de mi carne, amor de mis amores
Manantial sonoro, acordes disentidos
Anclados en el recuerdo de dos desconocidos

En el silencio de nuestros cuerpos, en la voz de mis latidos
Nacer para morir, despertar al infinito
Fundirse con el mundo, callar al universo
Sumergirse en los astros nocturnos, embriagarse de deseo
Respirar lo inespirable, expresar lo inexpresable


Un poeta sin voz es un alma muerta, es un astro sin luz
Es un oasis desierto,  la muerte de su inspiración
Un respiro, la muerte, el clímax agónico del silencio
¿Qué fue del poeta? se murió sin inspiración.


Post data al lector: Se sugiere al lector -con la salvedad de si no murió al leer sin detención, con un ritmo vertiginoso, hasta quedar sin respiración-, que inspire y exhale y lea verticalmente de abajo hacia arriba con detención, con un ritmo pausado, inspirando y exhalando en cada verso. Luego deteniéndose ante cada nueva estrofa, comenzar de nuevo el ejercicio propuesto. 


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