Este escrito no pretende ser biográfico, sin embargo, mucho de ello tiene y que al igual que aquellos que han caracterizado mi escritura, inevitablemente aludirá a vivencias de mi cotidiano existir. Hoy, 6 de julio del 2013, a mis casi entrados 22 años de vida, amo cada vez más la vida y las letras y como he escrito en más de una oportunidad, son el motor que me mueve a diario, a veces pierdo el rumbo de por qué escribo, las más de las veces, creo que lo hago por inercia o porque simplemente no lo puedo evitar, pues creo que el oficio de escritor es algo con lo que se nace y que se va forjando con el transcurrir del tiempo, quizás para algunos lo que uno desarrolle, puede ser considerado inocuo, inútil o que aquello ya fue pensado o escrito, mucho de ello he escuchado en mi breve existencia, que a veces me parece que ha sido excesiva, lo que quizás se deba a mi lucidez, pues cada día que me levanto intento vivirlo como si fuese el último, pero siempre logro despertar al día siguiente y renovar mis energías.
Cada día me encuentro más cerca igualmente de profesionalizar mi oficio, me encuentro pronto a licenciarme y las ideas bullen en mí, tengo mis ideas y convicciones claras y he encontrado el sentido de mi existencia, que para un ser humano creo que eso es decir mucho, vivo para transmitir mis ideas y pensamientos, mis sentimientos ante la vida y cada día intento aprender lo más que puedo del mundo, de otros o incluso de mí mismo, hoy, sin ir más lejos llegué cerca de donde vivo a un recital de tango, cuyas letras ineludiblemente me hicieron pensar en la vida misma, en este gran concierto que es el vivir, en sus vueltas, en sus altos y bajos, en el ser alguien o en el ser nadie, de cómo te ven los demás. Nunca he sido muy amigo de los amigos, pero aquellos que se han cruzado en mi camino siempre han encontrado en mí una palabra sincera, alguien dispuesto a escuchar y entregar su confianza, pero aun así uno siempre será solo, todos aunque no lo creamos somos seres solitarios, por ello a veces puedo parecer distante, inmerso en mis propios pensamientos, pero no son más que las vivencias y forma de comportarse de alguien que ha aprendido que la vida y ser consciente de ésta siempre nos conducirá a la soledad.
He aprendido últimamente, por muy en desacuerdo que me encuentre, de la importancia de obtener un título, un mero papel o cartón cuya certificación lleva tu nombre impreso, pero que para la sociedad tiene gran valor, pero me he cuestionado a mí mismo, ¿acaso serás más de lo que eres con ello? quizás para quienes creen en el materialismo, en el buen pasar y en el prestigio social, tal vez sí, pero nunca seré otro sino que yo mismo, pues toda mi vida me he comportado de igual modo, simplemente intento vivir y lo mejor que he podido, sin hacerle un mal a nadie, por el contrario, he procurado dar y entregar mis mensajes y buena disposición en dónde y cuánto he podido, más que mal, puedo decir que he vivido. Por otra parte, ayer mismo dentro de las circunstancias de mi vida y en mi recorrido por cientos de calles en esta ciudad capitalina que es Santiago de Chile, confirmo una y otra vez los altos y bajos de la vida, pues en un instante puedes encontrarte en el sitio más deseado y preciado y a los segundos después puedes estar en el lugar que menos te imaginas y ver, observar toda clase de situaciones, por ello en esta vida he aprendido que existen todo tipo de personas, que todos luchan o en su gran mayoría, tan sólo por subsistir, por vivir, muchos a costa del día día y de otros, pero a veces pienso que si fuesen capaces de controlar sus pensamientos, educarse y no vivir esa vorágine que es la selva de la capital, otro gallo cantaría, la realidad de este país de mierda sería muy distinta y, por qué no decirlo, el mundo lo necesita.
Hoy puedo dormir tranquilo, pues he dado siempre lo mejor de mí, sigo produciendo conocimientos e ideas para vivir mejor, pero a su vez, para aportar mi grano de arena a la humanidad, la historia no la escriben otros, la historia, tu historia, la escribes tú.
Comentarios
Publicar un comentario