Juventud divino tesoro, sangre en mis versos que ahora escribo
Como un puñal clavo en estocadas la muerte de la sin razón
Mis maestros de juventud ya están muertos, ellos me hicieron lo que fui
Olvidado quedó un Darío, un Rimbaud y un Mallarmé
En las flores del mal me embriagué, en la lujuriosa pasión de la juventud
Arrepentido no estoy, mi juventud es la vitalidad que habita en mí
La lucidez de quien espera la muerte, a veces eterna, a veces lejana
Otras siniestra, opaca y cercana, es la que me hace errante
Un vagante sin destino, cuyo destino ya está escrito
Camines por donde camines, vayas por donde vayas, no te olvides
Que tu único destino siempre será, la inexorable muerte
Solo naciste en este mundo que te hizo ver la luz
Solo serás hoy y siempre y aun tus versos, aun tus experiencias
Nada son, escritos, papeles, tu frágil memoria
Cuerpo desangrándose en tus finas gotas,
Tú no eres, sólo existes y nunca sabrás para qué naciste
Otro escribirá tu historia, el mañana te aguarda
Un día no despertarás más, sólo dejarás de respirar
Tu mente serán migajas destartaladas en los recuerdos sin memoria.
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