Ir al contenido principal

El cotidiano día a día de la realidad burocrática a la chilena del siglo XXI.


Mi escritura actual no remite a un tema único, más bien es una síntesis de experiencias vitales que deseo compartir y en las que probablemente más de alguno se sienta identificado, con ello me refiero, por ejemplo, a la tan mentada burocracia, que a diario debemos vivir, el eterno papeleo para dejar constancia de nuestro nombre y existencia, de que somos alguien en esta vida, pues nos tramitan el día a día, desde las acciones más mínimas que realicemos, hasta el otorgamiento de certificados, títulos, propiedades. Es una lucha continúa donde las interminables filas son sólo una de las tantas condicionantes, pues al primar el individualismo, cada cual quiere hacer de suyo lo que se le antoje, se discrimina a quien se encuentra a nuestro lado y al vivir en una sociedad tan cronometrada, todo acto por nimio que sea en consideración hacia el otro y sin que obtengamos un beneficio personal de ello, resulta ante todo una pérdida absoluta de nuestro tiempo y como sabemos, el tiempo vale oro. Más aún cuando hay personas que se dicen ser más importantes que otras, cuya firma, es su fuente de vida e ingresos.

Por lo demás, un tema que no puedo pasar por alto, guarda relación con la experiencia del día, donde a diario transitan cientos, sino miles de personas junto a nuestra vida, pero sólo consideramos significativas con quiénes guardamos un espacio de correspondencia más cercana, algún lazo que nos una en un momento o lugar determinado, vale decir, una experiencia común que después queda en la retina de nuestros recuerdos más vívidos. No puedo soslayar otro tema fundamental que me ha calado hondo este año y es que ningún día es igual a otro, por ello entre más se vive, pervive la añoranza reminiscente de aquello que se desvaneció y que no se volverá a repetir, ya que la vitalidad no es la misma y nosotros tampoco, el tiempo no transcurre en vano. No obstante, es preciso conservarlo como experiencias significativas, aprender de ello. Inclusive nosotros mismos poseemos nuestro propio pasado, donde las imágenes y escritos son sólo la muestra latente de lo vivido, marcando la pauta de nuestra existencia, cronometrada por el tiempo social e histórico y en un espacio determinado, por ello nuestra propia experiencia será invaluable, ya que nunca un sujeto vivirá lo mismo que el otro, pues la individualidad de las circunstancias hace único al momento experienciante.

Hoy me tocó convivir y agradezco a la vida que sólo hayan sido contados minutos, experiencias de vida cercanas con quiénes pertenecen al mundo de los asuntos económicos y bursátiles, al mundo de las finanzas y la burocracia a flor de piel. Pues bien, aunque sólo tenía que realizar trámites, en mi transitar me percaté de varias situaciones. Por ejemplo, aunque todos solemos regirnos por el tiempo, gran parte, por no decir todos quiénes se encontraban en aquellos edificios grises, monótonos, carentes de áreas verdes y creatividad, miraban sus relojes, celulares, no una, sino al menos 3 veces por minuto, lo cual no sólo me pareció una manía incómoda, sino que ello se traducía en movimientos enérgicos y estresantes. Los Que se manifestaban en los rostros de aquellos que hacían aquellos movimientos, que luego de mirar cómo transcurría inevitablemente el tiempo, se movían a un ritmo vertiginoso hacia los ascensores, los que ascendían y descendían una y otra vez, personas iban y personas venían. Vestían casi en su totalidad chaquetas, corbatas, idóneas para su forma de pensar y actuar, qué diría Barthes pensaba para mis adentros sobre ello, claro, esas personas no me conocían, desconocían que en aquel momento analizaba las situaciones para después en mi memoria registrar cada una de mis percepciones, ya que son experiencias de las que me parecía menester dejar registro, que quizás para ellos pasan desapercibidas, puesto que es su propio mundo y están acostumbrados a él, así al menos se denota en pleno centro de la capital, pero para quién prefiere el libre pensamiento, la calma y la tranquilidad, son formas de comportamiento que rompen contra toda norma, que, sin embargo, para ellos parecen normales.

Finalmente después de recorrer al menos tres o cuatro notarías y haber preguntado a carabineros que me ayudaron en buena medida, pude invertir un poco menos que mi mañana en tramitar los papeles de esta mentada burocracia a la chilena, que nunca dejará de sorprenderme. En fin, mañana será otro día y la experiencia siempre queda.

José Patricio Chamorro, 27/09/2013, Santiago de Chile, Ñuñoa.

Comentarios

Entradas populares de este blog

El carácter dicotómico de Lady Macbeth.

  En el presente trabajo, se pretende realizar un análisis comparativo entre las obras literarias Macbeth, cuya tragedia pertenece a Shakespeare y, Macbett, referente al teatro del absurdo de Ionesco, que es una parodia de la obra creada por el primer autor. Sin embargo, cabe destacar, que me centraré fundamentalmente en las características intrínsecas de las obras, más que en el contexto de producción, puesto que el presente, se aboca al establecimiento de una analogía entre el personaje “Lady Macbeth”/“Lady Macbett”, de quien referiré rasgos de índole psicológica, por ende también se hará alusión a sus pasiones y motivaciones, cuya incidencia en el desarrollo de las obras, es de suma relevancia, destacando ciertos atisbos de transgresión que se cometen en ella, en relación al orden natural de los hechos y, del mismo modo, las transgresiones de género que nos presenta este personaje. En primer término, efectuaré un análisis de los parlamentos que Lady Macbeth, enuncia en la obra

"La Hormiga", Marco Denevi (1969).

A lo largo de la historia nos encontramos con diversas sociedades, cada una de ellas con rasgos distintivos, de este modo distinguimos unas más tolerantes y otras más represivas. No obstante, si realizamos un mayor escrutinio, lograremos atisbar que en su conjunto poseen patrones en común, los cuales se han ido reiterando una y otra vez en una relación de causalidad cíclica, que no es más que los antecedentes y causas que culminan en acontecimientos radicales y revolucionarios para la época, los que innumerables veces marcan un hito indeleble en la historia. Lo anteriormente señalado ha sido un tema recurrente en la Literatura universal, cuyos autores debido al contexto histórico en el cual les ha tocado vivir, se han visto motivados por tales situaciones y han decidido plasmar en la retórica sus ideales liberales y visión en torno a aquella realidad que se les tornaba adversa. Un ejemplo de ello es el microrrelato “La Hormiga”, cuyo autor es Marco Denevi, del cual han surgido

Ensayo, “Los chicos del coro, una película que cambiará nuestra mirada hacia la pedagogía”.

En la película, los chicos del coro, vemos una realidad de un internado ambientado en la Francia de 1949, bajo el contexto de la posguerra. Esta institución se caracteriza por recibir a estudiantes huérfanos y con mala conducta, que han vivido situaciones complejas en términos de relaciones interpersonales, pues muchos de ellos han sido abandonados o expulsados de otras instituciones. Con el fin de reformarlos el director del internado Fond de I’ Etang (Fondo del estanque), aplica sistemas conductistas de educación, sancionadores y represores como encerrarlos en el “calabozo”, una especie de celda aislada cuando se exceden en su comportamiento. Sin embargo, la historia toma un vuelco con la llegada de Clément Mathieu, músico que se desempeña como docente y quién aplicará métodos no ortodoxos en su enseñanza los que progresivamente irán dando resultados positivos en los chicos.                 Respecto a las temáticas que se abordan en la película, por un lado resaltan los a