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Aprendiendo a vivir.



Llevan días rondando en mi mente varias ideas en relación al vivir mismo, ¿Quién puede decir con  propiedad que ha aprendido a vivir? Pues yo no. Es precisamente aquella sensación de incomprensión hacia la vida misma la que me hace y motiva a diario a redescubrirla y reencantarme con ella, sé que ningún momento vivido será igual a otro, por ello los vivo con intensidad, sé que la única manera de mantenernos vivos, es siempre estar en continúo movimiento, en un pensar y sentir incesante, fluyendo en el flujo vital. Hoy podemos estar en un determinado lugar, mañana en otro, luego quizás volver al mismo sitio, sin embargo, jamás nos encontraremos en el mismo sitio (espacio), pues espacio y tiempo, pese a ser convenciones, también se encuentran en continúo movimiento, por ello jamás seremos los mismos. El pensamiento es otra de las intrigas humanas que me causa a ratos inseguridad, ya que no sabemos qué piensa otro que es distinto a mí y aunque hayamos vivido cien años y hayamos pasado por diversas situaciones e inclusive por las mismas a las que otro se enfrenta, al ser otro día y lugar, quedaremos en la incertidumbre de no saber qué acción realizará otro, ni aun nosotros mismos en el vivir de toda una vida, terminaremos de conocernos, entonces qué queda para aquéllos que no están en nuestra interioridad y que con más propiedad aún, no han tenido las mismas vivencias que nosotros. Es decir, cada persona tiene sus propias experiencias, lo que hace que su propia vida sea única e ireemplazable, hasta en el más mínimo de los detalles, hasta aquéllos como en qué lugar aparcó su auto, si al día siguiente lo cambia de sitio, si se le pierde un valioso objeto personal, de quién se ha enamorado y qué relaciones interpersonales ha constituido y formado en su propia vida, en qué momento nació, bajo qué circunstancias y cómo se ha ido delineando su propio destino y cuáles han sido sus decisiones fundamentales que han marcado y delineado el curso de su propia vida. Si bien a diario vamos aprendiendo a vivir, por experiencias propias y ajenas, por lo que nos relatan quiénes llevan más tiempo en este mundo y por nuestras propias conclusiones, es que llegamos a formarnos una idea que nunca será del todo fija, de lo que es nuestra existencia y en el mejor de los casos, tras haber vivido, podemos decir que hemos sido felices

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