La vida es ritmo palpitante, avasalladora y sin marcha atrás
Son escasos los momentos y el tiempo ido no vuelve atrás
Sin embargo, cuando
hallo momentos detenidos a mi andar
Giro la mirada donde nunca tal vez he de tornar,
El segundo preciso en que cruza en ella la clave de la
felicidad
O tal vez ese amor desvanecido como frágil estrella fugaz
Pero fuere un minuto o toda la eternidad, jamás los he de
olvidar
Esos instantes detenidos por un encuentro casual
Ese cruce de circunstancias, cuya única mirada valió su
caminar
Si alguna vez me detengo frente a ti en este extraño
transitar
No dudes que mi atención con tus acciones y silencios
llenarás
En El vacuo espacio que entre nuestros cuerpos tenues y
cansados
Se reencuentran a dulces sonidos de tus ojos dormidos sobre
los míos.
Autor: José Chamorro. 17/3/2016.
Precioso.
ResponderEliminarLo único que leo del protagonista quien lo dice todo, es que está convencido de que él es el Norte. La única salvación del pecado.