Ir al contenido principal

Escuchar tu voz es un susurro. (Prosa poética).


Escuchar tu voz es un susurro en mi oído, una música palpable, que me enajena hasta el éxtasis más profundo, tu voz traspasa mis poros y experiencias corporales, espero tu llegada en el silencio de mi habitación, tus pasos sigilosos, tus brazos, esas conversaciones que fluyen lentamente en la parsimonia de tu mirada, sostiene tu mirada en mis ojos unos instantes, luego la vuelves, el nerviosismo se apodera de ambos, es indescriptible, tu garganta produce un sonido titubeante, pronuncias tus ideas, tus visiones, mientras te escucho atentamente, pero mi presencia te inquieta, mi voz cubre los espacios en que nos situamos, en que nos conocimos, pero la atracción es más fuerte que nuestra racionalidad, estamos en un toma y daca constante, mis palabras te las doy como mi mayor tesoro, tú las atesoras en la fragilidad de tu memoria.

Cuando pronuncias mi nombre y te acuerdas de mi existencia, en el saludo cotidiano hay más que la sutil preocupación, es una dialéctica de nuestras presencias, de ese sentir inexpresable en palabras, de una correspondencia incumplida, de una caricia deseante, del sueño de una noche de verano, de la presencia sensual de nuestros sentidos,  en la sublimante experiencia de estar juntos, nuestros cuerpos crean una atmósfera única, un instante de promesas, de avatares cotidianos, de siluetas y reflejos, de compartir corazonadas, la consciencia del otro, de la habitación contigua, de alguien que tiene sus propios sueños ideales, que vive, piensa y siente igual que uno, que cada respiro es un canto a la vida, la perfección de los sentidos, el deseo bullente, silente, traspasar las frías paredes con la calidez de nuestras miradas, agazapadas por sobre nuestra humanidad, el sentimiento indecoroso de un amor que no pude ser, la frustración de saberte tan cerca y a la vez tan lejos, leer la poesía de tus labios en tus historias, que recitas de memoria, en la semblanza que hago del deseo que me despiertas, en la letanía de mi escritura hipergráfica e hiperléxica como un espasmo cataléctico de mis venas abiertas que a borbotones fluye en tu regazo, en el compartir una única experiencia, la de estar a tu lado.

 Escuchar tu voz es un susurro, 30/3/2014.

Comentarios

Entradas populares de este blog

"La Hormiga", Marco Denevi (1969).

A lo largo de la historia nos encontramos con diversas sociedades, cada una de ellas con rasgos distintivos, de este modo distinguimos unas más tolerantes y otras más represivas. No obstante, si realizamos un mayor escrutinio, lograremos atisbar que en su conjunto poseen patrones en común, los cuales se han ido reiterando una y otra vez en una relación de causalidad cíclica, que no es más que los antecedentes y causas que culminan en acontecimientos radicales y revolucionarios para la época, los que innumerables veces marcan un hito indeleble en la historia. Lo anteriormente señalado ha sido un tema recurrente en la Literatura universal, cuyos autores debido al contexto histórico en el cual les ha tocado vivir, se han visto motivados por tales situaciones y han decidido plasmar en la retórica sus ideales liberales y visión en torno a aquella realidad que se les tornaba adversa. Un ejemplo de ello es el microrrelato “La Hormiga”, cuyo autor es Marco Denevi, del cual han surgido

Ensayo, “Los chicos del coro, una película que cambiará nuestra mirada hacia la pedagogía”.

En la película, los chicos del coro, vemos una realidad de un internado ambientado en la Francia de 1949, bajo el contexto de la posguerra. Esta institución se caracteriza por recibir a estudiantes huérfanos y con mala conducta, que han vivido situaciones complejas en términos de relaciones interpersonales, pues muchos de ellos han sido abandonados o expulsados de otras instituciones. Con el fin de reformarlos el director del internado Fond de I’ Etang (Fondo del estanque), aplica sistemas conductistas de educación, sancionadores y represores como encerrarlos en el “calabozo”, una especie de celda aislada cuando se exceden en su comportamiento. Sin embargo, la historia toma un vuelco con la llegada de Clément Mathieu, músico que se desempeña como docente y quién aplicará métodos no ortodoxos en su enseñanza los que progresivamente irán dando resultados positivos en los chicos.                 Respecto a las temáticas que se abordan en la película, por un lado resaltan los a

La taza rota.

Esa noche había llegado tipo diez, hacía un clima enrarecido, hacía frío, pero sentía calor, quizás no era el tiempo, tal vez era yo, no lo sabía, pero algo pasaba y si bien hasta cierto punto todo parecía normal o aparentaba serlo, algo había cambiado. Llámese intuición, dubitación o sospecha, en aquella casa a la que llegaba a dormir sucedía algo que había desestabilizado y quebrantado la rutina, no era sólo que mi mundo cambiase, sino que la realidad hasta cierto punto superaba la ficción, el tiempo ya no parecía correr a pasos agigantados, sino que incluso se detenía en estática parsimonia, para lo que sólo me bastó observar el reloj que se encontraba en la pared, en la esquina opuesta a la puerta de entrada a la casa y, efectivamente, las horas y minutos en aquel reloj no avanzaban, sino que las manecillas se habían paralizado de por vida, lo pensé unos instantes y no había explicación para ello, salvo que se hubiese quebrado, caído o algo por el estilo, en fin, lo consideré só