El viaje existencial nos permite revivir los momentos a través de la escritura, volver el tiempo hacia atrás y recordar como por medio de relampagueos aquellos atisbos de memoria, los recuerdos vívidos del ayer. La creación tal cual la planteaban los surrealistas, es un acto puro, casi como una catarsis, que nos permite purgar nuestras acciones.
Así es un poco la vida, ese conjunto de instantes y vivencias que al aunarlas nos dan ese todo que fue y ha sido nuestra existencia, las palabras son un mero apoyo para aquel proceso, lleno de experiencias y aprendizajes, pues el tiempo no transcurre en vano y siempre habrá algo de nosotros en él, una especie de aura que nos rodea como cuando escribimos, ya que si traspasamos aquello a cada acción de nuestra vida, alcanzaremos el secreto, el mantener la calma y tranquilidad en todo momento, para atraer lo bueno, lo positivo a nuestra vida y alejar lo negativo, agradecidos por lo que nos rodea, por lo que tenemos y visualizar lo que queremos cambiar y deseamos más profundamente, pues todo es una atracción y para quiénes solemos ser imaginativos, las más de las veces se hacen realidad nuestros sueños.
Las vibras también son fundamentales, es decir, rodearnos de personas que estén en esa actitud, en ese ritmo circadiano. La existencia no es fácil, no hay tiempo para las indecisiones, ni para girar la manivela hacia atrás, sólo continuar, pero entre más armas conjugamos y usamos, más facilidades tendremos para sortear los obstáculos que se avecinen y resolverlos con prontitud. No importa el pasado, que a veces es consecuencia de lo inconsciente de nuestras acciones, sino que el fundamento primordial, es lo que hacemos en nuestro presente, para crear nuestro futuro. Si planifico o no, si priorizo o no, o cualquiera de aquellas elecciones determinarán el paso siguiente, a veces a algunos la vida le resulta más simple siguiendo sus instintos, lo que ellos creen, ya que las creencias personales, nos permiten hacer mejores elecciones o al menos que están en mayor sincronía con nosotros mismos. Es precisamente el conocerse a sí mismo un paso agigantado en las etapas de nuestra vida.
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