Las horas me hablan en incesante murmullo
El seseante secreteo es sonoridad temporal
Sonrío, me carcajeo en bufonadas tragicómicas
Me miran, las miro en cómplices silencios
Las toco, las apremio, las sostengo y las engullo
Pausadamente las agito y las estremezco.
Las horas buscan el poder, sedientas de reconocimiento
Las hay, aristócratas, proletarias y de clase media
Las 12 es la reina señorial
de las horas
Sus súbditos reales marcan cambios de ciclo
Las seis de la madruga y las seis de la tarde
Las tres y las nueve son de clase media
Ellas siempre cenan y almuerzan hasta hartarse
Las una, dos, cuatro, cinco, siete y ocho son proletarias
Ellas trabajan sin cesar, a veces juntas, otras separadas.
Las compadezco, las saludo al iniciar la jornada
Las ocho de la madrugada siempre me desea buen día
Es amable, sincera, espontánea y madrugadora
¡Qué decir de su hermana!
Ocho de la tarde es amarga como hiel
Siempre la veo triste y desganada al término de semana
Prefiero sonreírles, hablarles de cuando en vez
En una ocasión conseguí que ocho pm hiciese una mueca
Como nunca sonreía, comprendí que mi táctica había funcionado.
José Patricio Chamorro, 1 de
octubre 2017.
Comentarios
Publicar un comentario