Escribo con el sentimiento que invade mi razón pura
De noche mitigo los dolores en la sordidez del silencio
En las mañanas destemplo el porvenir que deshojo
Atardece como otoño entristecido entre mis venas
Uno a uno se desposan los lirios y las rosas en primavera
El sufrimiento es tortura que palidece la agonía existencial
Me cuestiono, me atormento y acribillo en sentencias vagas
Un sí rotundo es lo impropio de mi carne muerta
Una negación absoluta es la redención a mi alma en sopores dormida
El paraíso es un bufón de circo pobre que promete eternidades rotas
Corazón es el ilusionista, mago de sueños inconclusos al pasar
Mentiroso y procaz como el fuego de tus manos al rozar su mejilla
La virgen, atávica te observa, sabe lo que escondes en tu desnudez
Sangre recorre abismante tu torso desnudo de predicamentos
Un hilo de plata sorbe los besos añejados en remotas épocas
Succiona el lácteo pecho tu pestilente boca de soberbia y bondad
Aguijona tu dedo índice el vientre maternal en su oscuro deseo
Sanguinolentas horas del ayer serán el manantial de tus huesos del mañana
Y tu taciturna voz agusanada de ultratumba dirá: ¡Aquí yace la miseria humana!
José Patricio Chamorro
4 diciembre 2017
De noche mitigo los dolores en la sordidez del silencio
En las mañanas destemplo el porvenir que deshojo
Atardece como otoño entristecido entre mis venas
Uno a uno se desposan los lirios y las rosas en primavera
El sufrimiento es tortura que palidece la agonía existencial
Me cuestiono, me atormento y acribillo en sentencias vagas
Un sí rotundo es lo impropio de mi carne muerta
Una negación absoluta es la redención a mi alma en sopores dormida
El paraíso es un bufón de circo pobre que promete eternidades rotas
Corazón es el ilusionista, mago de sueños inconclusos al pasar
Mentiroso y procaz como el fuego de tus manos al rozar su mejilla
La virgen, atávica te observa, sabe lo que escondes en tu desnudez
Sangre recorre abismante tu torso desnudo de predicamentos
Un hilo de plata sorbe los besos añejados en remotas épocas
Succiona el lácteo pecho tu pestilente boca de soberbia y bondad
Aguijona tu dedo índice el vientre maternal en su oscuro deseo
Sanguinolentas horas del ayer serán el manantial de tus huesos del mañana
Y tu taciturna voz agusanada de ultratumba dirá: ¡Aquí yace la miseria humana!
José Patricio Chamorro
4 diciembre 2017
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