Facultad de Filosofía y Humanidades Profesor: Cristian
Cisternas.
Universidad de
Chile Alumno:
José Patricio Chamorro.
Santiago 2013
Asignatura: Literatura Hispanoamericana
Contemporánea
Literatura Hispanoamericana Contemporánea.
- Caracterice a Johnny
Carter como personaje y como sujeto problemático de la contemporaneidad.
Explique en qué consiste su búsqueda. Tenga presentes las ideas sobre el jazz en la bibliografía
entregada.
En primera instancia al definir al
personaje de Johnny Carter, cabe referir que su propia biografía, que será
escrita en paralelo a su vida, hasta su muerte, como se comprueba hacia el
final del relato por el narrador, llamado Bruno, quién fue su amigo y crítico
de jazz y lo conoció en persona, quién nos relatará la vida de este jazzman.
Por otra parte, aquellos rasgos que hacen de él un sujeto problemático de la
contemporaneidad, entre otros, encontramos el “tiempo”, el cual para el
protagonista del relato, está en íntima relación con la música, específicamente
con el jazz: “La música me sacaba del
tiempo, aunque no es más que una manera de decirlo. Si quieres saber lo que
realmente siento, yo creo que la música me metía en el tiempo. Pero entonces
hay que creer que este tiempo no tiene nada que ver con… bueno, con nosotros,
por decirlo así”.[1]
A su vez, el tiempo, constituirá para el protagonista, un motivo central en
su búsqueda personal, que de uno u otro modo era su motivación de existir, un
tiempo anterior, donde podemos apreciar el tópico literario del illo tempore, vale decir, el de que todo
tiempo pasado fue mejor, que en el caso particular de Jhonny, implicaba una
conexión consigo mismo, cuyas ideas bullían en sí y era capaz a través de su
genialidad innata, de crear una composición musical. Esta problemática se
manifestará en más de una ocasión, por ejemplo, cuando le señalan la fecha de
su próximo ensayo y cuándo volvería a tocar, donde manifiesta explícitamente su
descontento con el tiempo, que deja en claro que para él en ningún momento da
lo mismo, más bien al contrario, la progresión temporal lo encasilla, que como
se aprecia en el nombre del relato, “El perseguidor”, podríamos señalar que
Jhonny Carter es precisamente, perseguido por el tiempo, por el paso y
transcurrir de éste y que al no tener una noción exacta de él o en qué
espacio/tiempo se sitúa, se mantendrá feliz, porque no podemos soslayar que el
tiempo implicará una y otra vez el fin de la vida, el punto cúlmine de ésta, de
la existencia misma, que termina con la muerte.
Como ha caracterizado Bruno a Johnny,
éste tenía una particular forma de comprender el tiempo, pues así nos relata
desde los tiempos en que lo conoció, en sus mejores años, donde andaba bien
vestido, daba buenos conciertos, en contraste con el momento actual de
decadencia que estaba viviendo, donde decía frases, tales como: “Esto lo estoy
tocando mañana” o “Esto ya lo toqué mañana”, que si las analizamos
temporalmente, habrá claramente una discordancia, pues alude que aquello que
toca, vale decir, la pieza musical, se encuentra en una temporalidad presente,
pero podríamos referir que el predicado que la acompaña, no está conjugado en
el mismo tiempo, sino que más bien al contrario, a través del verbo “estar”, el
predicado estará ya sea en futuro, “lo estoy tocando mañana”, donde podría
deducirse que Jhonny está experimentando mentalmente y visualizándose tocando
en un futuro próximo aquella pieza, pero espacial y temporalmente, sin embargo,
se encuentra en el presente, pero su mente es la que lo traslada en el tiempo,
que puede ser la característica principal de su don, aquello de dónde nace su
genialidad. Por otro lado, en el segundo caso, la pieza musical que está
tocando en el presente, también resulta complejizada temporalmente, pues señala
“esto ya lo toqué mañana”, es decir, mentalmente la música que crea en estos
momentos, en el acto de visualizarse que realiza el protagonista, ya la tocó en
el futuro próximo. De esto se desprende entonces que su genio musical consiste
en esa búsqueda mental de poder transportarse a través de la música en el
tiempo, donde el tiempo y el espacio en tanto problemáticas, son tales en tanto
lo encapsulan en un aquí y en un ahora, pues su mente, funciona libremente, sin
aquellas aprensiones, he ahí su cuestionamiento continúo y preocupación en
relación a estos temas.
Lo anterior resulta aún más
clarificador a través del siguiente ejemplo, que nos permite ahondar todavía
más en este misterio irresoluto que es la concepción temporal para Johnny,
donde la siguiente cita será central para descifrarla: “-Hoy no- ha dicho Johnny mirando el frasco de ron-. Mañana cuando
tenga el saxo. De manera que no hay por qué hablar de eso ahora. Bruno, cada
vez que me doy mejor cuenta de que el tiempo… Yo creo que la música ayuda
siempre a comprender un poco este asunto. Bueno, no a comprender porque la
verdad es que no comprendo nada. Lo único que hago es darme cuenta de que hay algo.
Como esos sueños, no es cierto, en que empiezas a sospecharte en que todo se va
a echar a perder, y tienes un poco de miedo por adelantado; pero al mismo
tiempo no estás nada seguro, y a lo mejor todo se da vuelta como un panqueque y
de repente estás acostado con una chica preciosa y todo es divinamente
perfecto.”[2] En
el párrafo que acabo de citar, se da cuenta de a qué se deben ese frecuente
miedo de Johnny al tiempo, se trata más bien de un irrefrenable miedo al
fracaso, de que aquello que está componiendo, en el momento en que lo lleve a
cabo, ya sea no a manera de ensayo, sino que de modo más oficial, éste no
resulte bien o, de modo opuesto, que resulte de maravilla. Es aquella
incertidumbre lo que define al protagonista como sujeto problemático de la
contemporaneidad.
No obstante, Bruno, si bien apunta a
la interpretación que he señalado en relación a las frases pronunciadas por
Johnny, da a conocer su propia forma de entenderlo al respecto: “Esto lo, estoy
tocando mañana” “se me llena de pronto de
un sentido clarísimo, porque Johnny siempre está tocando mañana y el resto
viene a la zaga, en este hoy que él salta sin esfuerzo con las primeras notas
de su música.”[3]
Pese
a ello, ni aun el mismo Johnny es capaz de describir a cabalidad la sensación que
experimenta al tocar, pues lo que vivencia en relación al espacio y el tiempo,
como describe, lo que según la psicología, que nos sirve para tipologizar este
estado, lo que Johnny vive, es lo que se denomina “estado de flujo”, vale
decir, un estado al cual el sujeto se somete, tras realizar una actividad de
tal modo que su mente logra abstraerse del aquí y el ahora: “Te estaba diciendo que cuando empecé a
tocar de chico, me di cuenta que el tiempo cambiaba. Esto se lo conté una vez a
Jim y me dijo que todo el mundo se siente lo mismo, y que cuando uno se
abstrae. Dijo así cuando uno se abstrae. Pero no, yo no me abstraigo cuando
toco. Solamente que cambio de lugar. Es como en un ascensor, tú estás en el
ascensor hablando con la gente, y no sientes nada raro, y entre tanto pasa el
primer piso, el décimo, el veintiuno, y la ciudad se quedó ahí abajo, y tú
estás terminando la frase que habías empezado al entrar, y entre las primeras
palabras y las últimas hay cincuenta y dos pisos. Yo me di cuenta cuando empezaba
a tocar que entraba en un ascensor, pero era un ascensor de tiempo, si te lo
puedo decir así. […]”.[4]
Finalmente,
es menester referir, tal como se apreciará en la subsiguiente cita, que la
búsqueda de Johnny, va más allá del tiempo, sino que más bien involucra las
ansias de libertad, como queda expuesto a través de la postrera interrogante:
“¿Por qué sino Julio Cortázar ha elegido a un músico de jazz para hacer un
relato donde se problematice el tiempo y la libertad, la creación o búsqueda de
espacios de libertad?”.[5]
2. Caracterice al narrador de El perseguidor, especialmente en su relación con el protagonista
y con su propio proyecto escritural.
“Soy un crítico de jazz lo bastante sensible como para
comprender mis limitaciones, y me doy cuenta de que lo que estoy pensando está
por debajo del plano donde el pobre Johnny trata de avanzar con sus frases
truncadas, sus suspiros, sus súbitas rabias y sus llantos. A él le importa un
bledo que yo lo crea genial, y nunca se ha envanecido de que su música esté
mucho más allá de la que tocan sus compañeros. Pienso melancólicamente que él
está al principio de su saxo, mientras yo vivo obligado a conformarme con el
final. Él es la boca y yo la oreja, por no decir que él es la boca y yo… Todo
crítico, ay, es el triste final de algo que empezó, como sabor, como delicia de
morder y mascar. Y la boca se mueve otra vez, golosamente la gran lengua de
Johnny recoge un chorrito de saliva de los labios. Las manos hacen un dibujo en
el aire.”
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