La
vida nos enseña que las personas estamos repletas de contrariedades. Las más de
las veces lo que decimos y pensamos, no va a la par con lo que sentimos. Sin
embargo, buscar ese equilibrio entre pensamiento y emoción es clave para
expresar nuestro ser en armonía. Lo anterior sobretodo porque somos seres
sociales y nuestras acciones, así como nuestras emociones afectan para bien o
para mal a quiénes nos rodean. Así como somos capaces de dar y recibir amor,
del mismo modo podemos provocar sufrimiento en el otro, causar decepción;
inclusive involuntariamente. Son tan variadas las emociones y el espectro de
éstas, más aún los efectos que pueden desencadenar, por ello debemos cuidar
nuestra salud emocional, porque las consecuencias de una dosificación
inadecuada puede dañar o quebrar relaciones interpersonales. No obstante,
también son capaces de reparar los lazos emocionales “en” y “con” otros; me
refiero a restablecer en otros sus propias emociones, pese a que todo trabajo
emocional debe empezar por casa, pero nosotros podemos ayudar a sanar la
emocionalidad de una persona a través del amor, la sinceridad y el respeto. Con
todo debe en la medida de lo posible entregarse en reciprocidad y, por ello
hablo de un “con otros”, puesto que las relaciones humanas siempre se
construyen en un intercambio energético, conversacional y emocional, donde todo
nuestro ser entra en juego; nuestro cuerpo, nuestra mente e incluso nuestra
alma en un aspecto más esotérico si se quiere.
La
invitación es a cuidarnos nosotros mismos, ya que la salud emocional debe
comenzar dentro nuestro, para luego tener una convivencia más armónica con
aquellas personas que nos relacionamos, más aun en las relaciones
interpersonales de amistad, familia o pareja, pues en ellas radica la
edificación de una emocionalidad saludable, libre de prejuicios y apegos
innecesarios. Nadie posee la verdad en clave emocional, pero cada día tenemos
la oportunidad de conocernos y trabajar un poco más con nosotros mismos,
escucharnos y escuchar al otro es sin lugar a dudas un acto de amor.
José Patricio Chamorro Jara
Copiapó, 25 julio 2020.
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