Lo
recuerdo como si hubiese sido ayer. Sus velas izadas al viento hacían olvidar
nuestra historia dejada atrás. Su tamaño descomunal, sus mástiles y proa eran
de una belleza indescriptible. Tenía tan solo siete años en aquel entonces,
pero su imagen había quedado grabada en mi retina como un agradable sueño del
que no se desea despertar. Esa noche me sentí navegando a través del mar junto
a mi madre conduciéndonos nuestros destinos hacia tierras impensadas y con un
futuro que nos aguardaba con los brazos abiertos, desplazándonos por el aire
como gaviotas en búsqueda de la libertad.
José Patricio Chamorro, Chillán, 27 de enero 2021.
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