Sin pensar tocaste las puertas de mi alma, extasiada en ilusión.
Degustaste cada parte de la esencia
de mi cuerpo entregado a ti.
Eras el sueño que despertó mis
amaneceres aletargados.
En caricias de miel fueron frutos en
flor el amor y la pasión.
La virilidad fue la energía que
compenetró nuestros cuerpos,
Perdido entre tus redes, entrampado en tus manos me vi embriagado,
Absorto en tu mirada, deseosa, encarnada en el imán de tus ojos.
Contemplé la belleza como un escultor admira la piedra tallada,
Fuimos momentos, instantes, sentires profundos de la memoria.
Tu pronta partida, aun esperada, supo gélida y amarga estación invernal,
Vacío dolorido en las porosidades de mi piel y en la hondura de mi corazón,
Sentimiento puro, aguardándote, recordando tu luz en la oscuridad;
Caricias embargadas de rocío en la vigilia de un nuevo día,
Semilla, vertiente de agua viva en nuestros días infinitos del porvenir.
José Patricio Chamorro Jara,
Copiapó, 3 de julio del 2022.
PD: Dedicado a Carlos Javier, quién despertó en mí los sentimientos dormidos de mi alma.
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